Revista Recetas
¿Cuantas veces os ha ocurrido, a mi unas cuantas, que vamos a hacer escudella, cocido o cualquier caldo que lleve garbanzos y no nos acordamos de ponerlos en remojo la víspera?
Este truco lo vengo haciendo desde hace un par de años y siempre que hago caldo ya tengo los garbanzos a punto.
¿Cómo? Pues sencillo, el día que me va bien pongo en remojo con agua tibia una buena cantidad de garbanzos, pasadas las 12-14 horas, los escurro, lavo bien con agua tibia y los dispongo en bolsas de plástico, en la cantidad que crea necesaria y los congelo.
Así que cuando los necesito, solo tengo que sacar la bolsa del congelador y añadirlos a la olla cuando el agua esté hirviendo.
Sobre todo acordaros que los garbanzos se tiene que poner en remojo en agua tibia y se añaden a la olla cuando el agua esté hirviendo.
NOTA: Eso se puede hacer con otras legumbres, pero cada una necesita un trato distinto. ** Otro día hablaremos de ellas.