Hace unos días asistí a a una interesante conferencia con Guillermo Cánovas, Director del Centro de Seguridad en Internet para los menores en España, sobre “Los menores y el uso de internet, smartphones y tablets” quien comenzó su ponencia diciendo que, con la llegada de internet, es la primera vez que los hijos saben más que los padres. ¡Qué razón tiene!. Ninguno de nosotros, ahora adultos, ha tenido un teléfono móvil en sus manos en la infancia, lo que nos crea muchas inseguridades y desconocimiento.
Nosotros (los mayores) somos los primeros que “intentamos” aprender y seguir el ritmo vertiginoso que internet, el uso de smartphones y tablets nos va marcando. Creemos que lo manejamos, pero, en realidad, no abarcamos toda su complejidad porque no hemos nacido con ello como nuestros hijos e hijas.
Ellos lo saben, no es una moda, no hay marcha atrás y un teléfono es de todo menos para llamar. Los mayores utilizamos el teléfono para llamar y comunicarnos, pero nuestros hijos saben que un teléfono les lleva mucho más allá:
- Es un ordenador
- Es un equipo de música
- Es un cámara de fotos
- Es un videoconsola para jugar
- Es un herramienta básica para ocio y relacionarse con amigos.
Nuestros hijos no quieren menos, quieren más y lo saben aprovechar.
Por tanto, y siendo conscientes, que internet, los samartphones, las tablets… no van a desaparecer, es la hora de fijar las normas.
Según nos recordó Cánovas, solo un 30 % de las niñas y niños de 11 a 14 años apagan el móvil por la noche. Eso quiere decir que el otro 70% acude a su colegio, con sueño, con falta de concentración y con apatía porque la noche antes no quiso perderse la partida tan interesante, o bien su amiga le pasó un whatsapp a las 5 de la madrugada porque no se podía dormir.
Sobre este tema, ya se han creado unas regletas en los hogares para que cada componente de la familia deje sus smartphones, tablets o ipads. Estos soportes sirven como “dormitorios” para todos los dispositivos. De tal manera, que en un solo vistazo, puedes saber qué miembro de la familia se lleva el móvil a la cama, lo que provocará que afecte a su descanso.
La tecnología manda, pasa por encima del descanso, de la cena, de los momentos de conversación… En este sentido las madres y padres tenemos un papel muy importante a la hora de poner las normas y sobre todo ser los primeros en respetarlas.
De nada sirve poner la norma de usar el teléfono en la comida si nosotros somos los primeros que nos levantamos de la mesa para hablar por teléfono o contestamos los comentarios de facebook mientras cenamos.
Mucho se habla de la edad adecuada para que nuestros hijos tengan un teléfono. Se aconseja la edad para empezar a usar tecnología a los 14 años, pero, contrariamente a lo que pensamos, si es un poco antes, mejor. Un ejemplo es el de cuándo empezamos a enseñar a los niños a cruzar la calle. ¿Les enseñamos cuando ya salen solos? o ¿les enseñamos ya de pequeños mientras van con nosotros de la mano ?. Casi todos hacemos lo segundo.
Con los teléfonos móviles es parecido. Si un adolescente maneja un móvil por primera vez, no ha asimilado muchas cosas que ya podía tener aprendidas y, por otra parte, ya no es capaz de admitir nuestras sugerencias sin cierta de rebeldía. Si enseñamos a nuestros hijos con 12 años y les llevamos de la mano, cuando tengan 14 y tengan que “cruzar la calle solos”, tendrán ya asimilados los peligros que supone, sabrán que tienen que mirar bien a ambos lados, esperar a que el semáforo del peatón esté en verde y que ya pueden cruzar sin peligro.
Asistir a esta ponencia con Guillermo Cánovas, me hace reflexionar sobre el uso que yo, como adulta, hago de mis dispositivos móviles y, por tanto, que tenemos una responsabilidad de aprender más sobre estos temas para poder, aconsejar y poner normas a nuestros hijos porque, como efectivamente, no hemos nacido con ello, nuestros niños y niñas saben más que nosotros.
Como la conferencia dio para mucho, en una segunda parte hablaremos sobre el tema de que en internet nada es gratis. Nuestros hijos deben saber qué es lo que pagan.
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