Bueno, yo creo que es como una práctica para tener un hombre en casa, si nunca lo tuvieron, o para no olvidarse de cómo se era la cosa, si ya lo experimentamos.
Sé que las comparaciones muchas veces son odiosas, pero igual, déjenme elaborar...
Los gatos, al igual que los hombres, son distantes; quieren nuestro cariño, pero sólo cuando ellos quieren. De lo contrario, son más felices estando solos con sus juguetes, u otros gatos.
Los gatos, y los hombres, maúllan (reclaman) cuando no hacemos lo que desean, o cuando tienen hambre, o quieren salir de la casa. Como ellos, huyen asustados si empezamos a llorar y desaparecen a la primera señal de discusión.
Los gatos, como los hombres, nos despiertan en medio de la noche si quieren mimos; no les importa si estamos cansadas, hay que madrugar al otro día, o simplemente no tenemos ganas (y la mayor parte del tiempo se salen con la suya).
Pero lo más importante: los gatos, al igual que los hombres, son bichos que dan muchas satisfacciones (aunque también mucho menos trabajo).
EriSada