Revista Ciencia

Con divisa verde y oro: anima naturaliter christiana, y todo eso

Publicado el 08 junio 2010 por Jesuszamorabonilla
CON DIVISA VERDE Y ORO: ANIMA NATURALITER CHRISTIANA, Y TODO ESO
Ya dijo Tertuliano que el "alma es cristiana por naturaleza", lo que se ha confirmado con el descubrimiento de las neuronas espejo. No es que nuestro cerebro venga equipado de serie para descubrir la verdad de los dogmas del credo niceno (supongo que, para eso, tendría que ser un mac), sino que el mandato cristiano por antonomasia (y todo lo demás son virus) es el de "amaos los unos a los otros", y, en sabiendo el Creador que tal cosa habría de ser difícil por narices, nos introdujo un applet que nos haría sufrir por el sufrimiento ajeno y regocijarnos por la alegría ajena. Naturalmente, entre tanto cableado no todo iba a marchar como una seda (mecachis, si es que vamos a ser windows al final), y el funcionamiento de las neuronas espejo dista mucho de ser tal como habría querido mi tocayo más famoso, tanto, que no le quedaron más uebos que bajar a recordárnoslo. El caso es que todos (salvo excepciones) podemos experimentar por nosotros mismos cómo sentimos que se nos contrae el escroto o la parte inguinal cuando vemos a alguien recibir un golpe en el mismo sitio, o cómo nos compadecemos por la heroína de una novela que está siendo maltratada por sus antagonistas, pero también cómo nos regodeamos cuando alguien que nos cae como una patada en el hígado fracasa en alguno de sus planes..El fenómeno de la compasión es tan fuerte desde el punto de vista emocional, de todas formas, que, quizá con la excepción de los fremanianos, todos tendemos a sufrir con el sufrimiento de los demás, y tanto más cuanto más inmerecido nos parezca. A lo largo de la historia, las sociedades han hecho auténticas virguerías de ingeniería pedagógica para evitar que sintiéramos demasiada compasión por los sujetos "incorrectos" (enemigos, esclavos, subordinados, animales destinados al consumo o al sacrificio, e incluso nuestros propios familiares cuando eran llamados a "morir por la patria"), de modo que la compasión no se hiciese en dichos casos con el control de nuestra conducta. Pero una de las pocas cosas relativamente seguras que podemos afirmar sobre el progreso de la historia es que se ha ido extendiendo el alcance jurídico de la compasión, de tal modo que cada vez más formas de causar sufrimiento a los demás han sido condenadas legalmente, y cada vez más formas de evitar el sufrimiento de los demás o de fomentar su satisfacción han sido promovidas por la organización de la sociedad..Como todo el mundo que haya tenido algún cachorrito sabrá, el funcionamiento de nuestras neuronas espejo no está limitado por la consideración de los miembros de nuestra especie (ni siquiera por la de los seres vivos: también sentimos compasión y alegría por seres imaginarios, y hasta por artefactos), sino que nos apena, a veces muy profundamente, el sufrimiento de los animales. Dado que todo aquello que nos haga de alguna manera sufrir es susceptible de ser prohibido o limitado legalmente (p.ej., el abandono de basuras en la Antártida), es obvio que las sociedades pueden razonablemente legislar sobre la evitación del sufrimiento de los animales, como así lo han hecho la mayoría de los países. Pero hay una razón (bueno, son varias, pero hoy me centraré sólo en una) por la que me temo que esa legislación nunca llegará al extremo de considerar cualquier "maltrato" a un animal como igual de condenable que un maltrato análogo ejercido sobre un ser humano..
CON DIVISA VERDE Y ORO: ANIMA NATURALITER CHRISTIANA, Y TODO ESO
Se trata del hecho de que los derechos de los seres humanos a no sufrir maltrato han sido promovidos a lo largo de la historia mediante el mecanismo de la reciprocidad, pues no hemos de olvidar el elemento esencialmente contractual de todas las legislaciones. Al fin y al cabo, la sensación de "obviedad" y de "verdad profunda" que el contenido de un derecho puede producir en algunas personas cuando piensan en él no es un fundamento suficiente para que el tal derecho sea convertido en ley: para esto último, tienen que estar de acuerdo también quienes no lo consideran como tan evidente, o en quienes el convencimiento no llega a ser tan intenso como para disuadirles de lo adecuado de algunas posibles excepciones..Así que los derechos humanos son, en definitiva, el resultado de un "pacto de no agresión y ayuda mutua": yo te respeto y te ayudo, a cambio de que tú me respetes y ayudes. El problema con respecto a los derechos de los animales no es la trivialidad de que éstos no pueden hacer, ni siquiera pensar, un pacto semejante con las personas, sino el hecho de que muchos seres humanos no tendrán interés en sellar "un pacto de no agresión a los animales" con los seres humanos defensores de los animales..Es decir, aunque es cierto que el poder de nuestras neuronas espejo en hacer que nos compadezcamos del sufrimiento ajeno nos conduce a la solidaridad con otros seres, esta solidaridad está limitada por dos cosas: por la intensidad de nuestro compadecimiento (que, p.ej., es habitualmente mayor hacia los niños humanos que hacia las ratas, y hacia los miembros de nuestra familia que hacia otras personas), y por la fuerza de nuestros demás deseos. Así, yo puedo razonablemente esperar que mis congéneres firmen conmigo un pacto por el que me comprometo a no perjudicarles, a cambio de un compromiso igual por su parte, porque deseo intensamente no ser agredido por ellos, y el pacto es una forma de conseguirlo. Pero, en cambio, no tengo necesariamente un incentivo igual de fuerte para firmar un pacto de no agresión a los mosquitos con un jainista, pues no siento compasión por los insectos en la misma medida que él, y tengo interés en evitar las molestias que los mosquitos me producen...Más:.Argumentos en defensa del toreo (1)..Relativismo y vegetarianismo..Del ateísmo considerado como una de las bellas artes..Enrólate en el Otto Neurath

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