En estos últimos años se está imponiendo el llamar Gaia, traducción al inglés del término griego clásico Gea, al planeta que habitamos. Así, en femenino, como si este mundo fuera algo fundamentalmente “femenino”; pero existen otras miradas, muy antiguas, que vienen de miles y miles de años atrás y para las cuales este globo fuera todo lo contrario: masculino, pero que muy masculino. Observen la foto que expongo a continuación, por favor.
Un menhir, los hay a millares repartidos por casi todo el planeta. Me parece que no necesita mayor explicación su significado y propósito. La fertilidad prodigiosa de este mundo no conoce parangón.Los egipcios comenzaron a realizar preciosas imágenes gráficas en sus primeros templos con su característico arte, y las caras siempre de perfil. A no ser que se tratara de un ser muy especial, observen la siguiente foto.
La venida a este mundo de La Diosa Roja. Solo ella se muestra de frente. Aquellos de ustedes que hayan leído mi novela Casa de Vida, tendrán alguna noción de quién podría ser este “personaje”. Casa de VidaPero sigan observando la imagen, la diosa se muestra sobre un león, símbolo de su procedencia: la constelación del León y su estrella máxima: Regulus, El Rey. En su mano derecha porta un espantamoscas, símbolo de autoridad entre los africanos, y en la izquierda una serpiente, maestra en brujerías.Con la derecha se muestra al regente de este mundo; los egipcios tal vez lo llamaban Reshef o algo así, que traducido al español actual sería Pollón, más bien El Gran Pollón. Me parece que la imagen es suficientemente explícita, (recuerde a los menhires, no se sonroje, nuestros ancestros eran así de respetuosos, y de burlones) Mientras esté aquí será ella la que ejerza la autoridad suprema.Con la izquierda le muestra una serpiente al Radiante, el jefe del pueblo egipcio, que porta el cayado de pastor, el buen pastor, de ganados y gentes. Y la menor de las dudas o quejas serán resueltas por el león, que les dará un buen repaso.
Bien, cuando lean o escuchen cosas sobre este mundo como un todo, un gran ser planetario, recuerden que hay otras miradas, otras formas de ver este asunto. Masculino y femenino son complementarios, como luz y oscuridad, éter y materia, vida y trascendencia. Simplemente usted elija una denominación de origen para este mundo, por si algún día se va a otro o habla con gente de muy lejos. Ya puede suponer cuál es la que yo he elegido.
No tengo nada en contra de los “gaiassss”, Dios me libre; a saber de qué planeta los habrá traído.Daniel Paniagua Díez