El trabajo sobre este dinosaurio "de Cuenca", publicado en Nature, está firmado por unos señores con los que yo estuve comiendo morteruelo y zarajos (Esto lo digo por presumir lo justo, nada más).
Lo bien preservado que está el esqueleto (pedazo fósil...), la misteriosa joroba... todo eso está muy bien, pero a mí me interesa más el tema de las plumas. El Concavenator corcovatus posee unos bultitos alineados en la ulna (hueso del antebrazo equivalente al cúbito) que son muy parecidos a los que aparecen en muchas aves y también en dinosaurios cercanos a éstas como el Velociraptor o el Avimimus. En las aves esos bultos, "papilas ulnares", son puntos de inserción de las "raíces" de las plumas del ala. Según la interpretación de los autores, en el Concavenator estos bultos serían también puntos de inserción de estructuras homólogas a las plumas.
Antes de comentar este asunto (espero que haya debate) podemos informarnos en el Cuaderno de Godzillín, en Not Exactly Rocket Science, o incluso en periódicos como Público, El País o El Mundo. Paradójicamente, los disparates los encontramos en un sitio especializado en ciencia como... las news de la revista Science, donde confunden espalda y antebrazo: "El Concavenator no tenía plumas, dicen los científicos, pero su joroba pudo representar un paso evolutivo en esa dirección". Nature news, lógicamente está mejor, aunque le quitan dos metros de longitud al animal.
Vamos al tema: ¿tenía plumas en Concavenator? Los autores no lo afirman, y la ilustración "oficial" del artista de artista Raúl Martín nos muestra a un dinosaurio cubierto de escamas, con cuatro o cinco espinas (algo tristes, la verdad) saliendo del antebrazo. Es una reconstrucción prudente, conservadora. En el fósil hay algo de piel preservada en algunas zonas, y en las zonas aparecen escamas. En el pie, los científicos encuentran varios tipos de escamas, una diversidad similar a la que tienen las aves en sus patas. También hay escamas a lo largo de la cola, semejantes a las de los cocodrilos.
En cuanto a las espinas del antebrazo, no se han preservado; son hipotéticas. La hipótesis más sencilla, según los autores, es que fueran filamentos cortos y rígidos. Se refieren seguramente al estadio I de la teoría de Prum y Brush sobre la evolución de las plumas. El estadio I es una una estructura tubular (un pinchito, un pelillo etc.), que nace de un folículo, y cuyas variantes podrían servir como aislamiento térmico, defensa, o adorno.
Pero ¿por qué no se ha dibujado una hilera de plumas ahí? Si el animal tiene los mismos bultos en el hueso que sirvieron para convencer a casi todo el mundo de que el Velociraptor tenía plumas primarias ¿qué pasa? ¿ya no indican lo mismo cuando se trata del Concavenator? De nuevo, se trata de prudencia. El Velociraptor está muy estrechamente emparentado con las aves, y más aún con otros dinosaurios de los que se sabe que tenían no solo plumas, sino alas (Microraptor). El Concavenator, sin embargo, es un terópodo bastante alejado de las aves y de las especies que, por ahora, se han encontrado preservando plumas en sus fósiles. El análisis filogenético lo sitúa como un alosauroide, concretamente como un carcarodontosaurio primitivo. Está fuera del grupo de los celurosaurios (Coelurosauria), muchos de cuyos miembros (o quizá todos) poseían protoplumas y/o plumas con diversos grados de complejidad. Los terópodos que no pertenecen a Coelurosauria se reconstruyen casi siempre "escamosos", porque sencillamente nunca se han hallado protoplumas en ellos, y sí ocasionalmente escamas.
Pero recordemos que un dinosaurio muchísimo más alejado, el ornitisquio Tianyulong, estaba cubierto de estructuras filamentosas indistinguibles de las protoplumas de algunos celurosaurios. Por lo que se sabe hasta ahora, los dinosaurios pueden haber estado cubiertos de una combinación de escamas y protoplumas desde sus orígenes, algunos grupos haciéndose posteriormente "más escamosos" o "más emplumados" en cada caso, según los azares y las necesidades de la evolución. Por tanto, las protoplumas no deberían resultar extrañas en ningún dinosaurio terópodo. Los filamentos más gruesos (como los de la cola del Psittacosaurus), las espinas y otras variaciones, tampoco deberían sorprender.
Pero las alas son harina de otro costal. Si en dinosaurios como el Concavenator había una serie de estructuras alargadas, alineadas en el borde del antebrazo y ancladas firmemente al hueso, tendríamos una suerte de "protoalas" antes de cualquier posibilidad de vuelo e incluso de que evolucionaran las plumas. La función de esas "protoalas" espinosas sería probablemente la exhibición. Eso explicaría por qué encontramos pequeñas protoalas (ya hechas de plumas) en dinosaurios como el Caudipteryx que eran incapaces de volar y además no descendían (al menos de forma probada) de animales voladores. Las alas de las aves serían una exaptación ("aprovechamiento evolutivo" de una estructura previa para una función diferente).
A mí me encanta esa idea. Pero todo depende de que la interpretación de los bultitos del brazo del Concavenator que hacen los autores sea correcta. El paleozoólogo Darren Naish se muestra escéptico en su blog y dice que los bultitos no están justamente en el lugar que deberían, y que se distribuyen irregularmente, por lo que podrían ser simplemente el resultado de un anclaje muscular. Mickey Mortimer dice lo mismo de un modo más contundente. Parecen críticas muy serias, aunque, por el momento, entre lo que se diga en algunos blogs y lo que diga la Nature... gana la Nature :o)
¡Enhorabuena a los autores!
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*Ortega, F.; Escaso, F.; Sanz, J. L. (2010) A bizarre, humped Carcharodontosauria (Theropoda) from the Lower Cretaceous of Spain, Nature, 467:203-206. doi:10.1038/nature09181 Nature