Revista Coaching

Conciencia Verbal: cómo te hablas determina tu vida

Por Maria Mikhailova @mashamikhailova

Semana 6 del Reto: Atrae la Vida que Sueñas

Leía el otro día un artículo de Francisco Alcaide que decía algo así: actuamos en coherencia con cómo nos sentimos por dentro o, lo que es lo mismo, con cómo nos hablamos a nosotros. De hecho, todo lo que haces en tu vida diaria —lo que haces y lo que no haces— tiene que ver con el concepto que tienes de ti mismo. Si tu concepto es que eres maravilloso, genial, capaz, es decir, si tu confianza en ti mismo es alta, entonces los demás te van a percibir como tal. Por el contrario, si te crees poca cosa, si consideras que lo haces todo mal, si estás todo el día echándote la culpa por esto o lo otro, al final tu actitud va a ser la misma en lo externo: tu manera de hablar, de moverte, los actos que realices estarán sintonizados con cómo te sientes por dentro.

Fíjate en un dato curioso: nuestra mejor venta la realizamos cuando hemos conseguido hacer una venta antes. Y esto ocurre porque nos sentimos más confiados en nosotros cuando algo nos ha salido bien. Y otro dato que puede resultar sorprendente: más del 50% de los pensamientos que tenemos todos los días son negativos. Y otro dato aun más increíble: el 90% de las cosas que pensamos día tras día son las mismas. ¿Te imaginas qué pasa cuando esos mismos pensamientos negativos se repiten día tras día en nuestra vida? ¿Cómo vamos a comportarnos, a actuar, a sentirnos?

Por eso, el ejercicio de la semana 6 para el reto Atrae la vida que sueñas va precisamente de eso: de hacernos conscientes de cómo nos hablamos por dentro, cuál es nuestro diálogo interior más frecuente. Pero incluso si no estás realizando este reto, hacer este ejercicio durante una semana puede venirte muy bien para mejorar tu relación contigo mismo.

Para detectar tus pensamientos, te sugiero que sigas estos tres sencillos pasos:

  1. Lo primero es darnos cuenta de cómo nos hablamos por dentro, porque vivimos sin ser conscientes de ello la mayor parte del tiempo. ¿Cómo puedes darte cuenta? Programa varias alarmas a lo largo del día durante una semana. Y cuando suene, párate a observar esa voz que suena dentro de ti en este momento.

  2. Lo segundo que te propongo es ponerle a cada voz un nombre propio, algo que la identifique. Yo por ejemplo, he identificado los siguientes tipos de voces en mi cabeza:

  • Voz práctica (me dice lo siguiente que tengo que hacer o que no se me olvide algo importante)

  • Voz tranquilizadora (la que me dice que no me preocupe, que todo saldrá bien)

  • Voz potenciadora (me dice cosas positivas acerca de mí misma, que voy por buen camino, que siga así)

  • Voz analítica (analizo situaciones pasadas, saco mis propias conclusiones; a veces añado una parte de imaginación: cómo podía haber resuelto una determinada situación de otra manera)

  • Voz crítica (hacia mí o hacia otros: algo que no me gusta, algo que quisiera cambiar)

  • Voz comparativa (es como la crítica, pero estableciendo comparaciones: soy mejor, soy peor, ellos son mejores o peores que estos otros, etc.)

  • Voz creativa (cuando de repente se me ocurren nuevas ideas para mi blog, mi trabajo, relaciones con la gente, familia, pareja)

  • Voz negativa (tiene que ver con momentos de apatía o pereza: “no me apetece hacer nada”, “estoy estancada”)

  • Voz bondadosa (no aparece muy a menudo, a mi pesar; es la voz de la alegría, bienestar, cuando me encuentro genial conmigo misma y quiero compartirlo con los demás; aparece durante viajes, cuando veo paisajes hermosos, escucho música que me eleva como por ejemplo Bach, cuando estoy en contacto con mi yo más profundo o alma).

Éstos son solo algunos ejemplos de las voces que he detectado en mí misma. Seguramente vaya conociendo otras voces, conforme siga realizando este ejercicio durante esta semana. Se trata de que cada uno identifique las suyas propias.

  1. El último paso consiste en preguntarme qué quieren esas voces de mí. En realidad son mis Yoes, mis distintos Egos que buscan algo. Así que vamos a darles lo que necesitan, pero sin que nos hagan daño. Voy a poner algunos ejemplos:

  • Práctica: la necesito porque si no, no tendría los pies sobre la tierra, no me acordaría de lo que tengo que hacer y sería completamente despistada. Es una voz que me conviene, aunque no es bueno que suene en mi cabeza sin parar, porque si no me agobia. Para ello, suelo crear listas de tareas, para no olvidarme de aquello que necesito hacer.

  • Analítica: es necesaria, porque es lo que me ayuda a encontrar soluciones a problemas, crear y entender mi realidad, de acuerdo a mis valores, mis necesidades, deseos, etc. El problema se da cuando analizo en exceso un mismo hecho, desde diferentes ángulos, ya no para buscar soluciones, sino de forma compulsiva, como deseando haber vivido la situación de otra manera.

    Así que mi propuesta sería encontrar otro tipo de pensamientos que alimentar: más útiles o positivos para mi crecimiento interior. La pregunta que puedo hacerme: ¿es realmente útil esta voz?, ¿me aporta algo nuevo?, ¿me soluciona algún problema?, ¿hay algo que no he resuelto de mí misma, y por eso sigo recreando una situación pasada con mi mente?, ¿qué debería hacer —y no sólo pensar— para mejorar esta situación, si es que debo cambiarla?

    A veces le damos demasiadas vueltas a las cosas porque no somos capaces de pasar a la acción. Si es algo que me incomoda de alguien, ¿por qué en vez de darle vueltas al tema, voy y lo hablo directamente con esa persona?

  • Comparativa: ¿qué gano yo comparándome con los demás?, ¿quiero ser realmente como los demás?, ¿me falta amor, confianza en mí misma? Éstas son las preguntas que puedes plantearte en caso de que tengas a esa voz sonando mucho en tu cabeza. La comparación es muy negativa y lo único que podemos hacer es aceptar que cada uno es diferente, tiene su camino, sus propias necesidades. Incluso si me comparo y salgo ganando, ¿de verdad necesito compararme con otros para sentirme mejor?

    Es posible que lo que esta voz busca es que encuentres tu propio camino, tu propia identidad y te enamores de ella. No trates de ser como otros. ¿De verdad tienes que ser como esa otra persona o personas? ¿Acaso no tienes nada especial? Te aseguro que todos somos maravillosos y únicos. Si me amo y me acepto como soy, ¿qué sentido tiene compararme con nadie?

  • Negativa: a veces es muy difícil hacer nada ante una sensación de apatía, desmotivación o pereza, como lo contaba en este otro artículo. Por ello, tratamos de evadirnos muchas veces. Y no es que sea negativo. El caso es que cuando ni siquiera funciona con evadirnos, te propongo hacer justo lo contrario.

    Una metáfora que me encanta al respecto tiene que ver con las olas en el mar. Cuando te viene una ola grande de frente, prepárate para que te golpee, te arrastre y que te entre agua por la nariz. En cambio, si te metes de lleno dentro de la ola, ésta te pasa por encima sin rozarte apenas. Sí, te has tenido que mojar, meterte dentro, pero no te ha hecho daño.

    Aceptación. Ésa es la clave: me siento apática, sin ganas de hacer nada, creo que todo lo que hago no vale la pena. Mientras ese pensamiento no sea fruto de una depresión, sino algo pasajero, déjate llevar por la apatía, saboréala en su máxima expresión. Y verás que en cuanto dejes de resistirte, a tu mente no le va a gustar mantener esa sensación por demasiado tiempo. En cuanto aceptamos una emoción o sentimiento, éste nos deja de doler, de repente todo vuelve a su sitio. Porque en el fondo lo que más nos duele es resistirnos, no el hecho de sentirnos de una u otra forma.

    Tweet: “Aquello que no eres capaz de aceptar es la causa de tu sufrimiento” via @mashamikhailova
    TUITÉALO:“Aquello que no eres capaz de aceptar es la causa de tu sufrimiento”

    No he mencionado la utilidad de las voces positivas, porque está bastante claro: nos vienen muy bien. Vamos a potenciarlas. Vamos a tratar de sustituir las voces negativas por las positivas. Cuando estés apático, háblate de forma compasiva, no te maltrates. Cuando te encuentres analizando los hechos sin parar, busca tu voz práctica y pasa a la acción. Si notas que no paras de compararte, pide ayuda a tu voz bondadosa, la que te conecta con tu esencia y el amor por los demás y la vida.

    Y si te apetece unirte al reto, recuerda que siempre estás a tiempo. Aquí tienes el link del grupo de Facebook. Es totalmente gratuito y sólo estará operativo hasta finales de septiembre de 2015. Puedes descargar los ejercicios de las primeras semanas en el propio grupo (pestaña Archivos).

    Y si este artículo te ha gustado, ¿podrías compartirlo en redes sociales? A veces me da la sensación de que soy la única que lee mis artículos y esto me desmotiva un poco. Así que cualquier comentario tuyo será bienvenido. Aunque sea una sola frase, como por ejemplo me ha gustado! Muchísimas gracias.

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