Bien, las cosas van como van y este era mi momento Sónar.
Todo hay que decirlo, mi opción fue ir de día, lo cual de entrada podría estar más acorde con mi naturaleza aunque no con mi espíritu, dicho sea de paso. No sé qué me pasa pero la mayoría de veces que me cuentan algo de algún sitio o evento, en cuando estoy en el me parece todo más pequeño en relación a lo que me había imaginado anteriormente.
En este caso no fue una excepción, el Sónar, al menos el de día, no me pareció muy grande en extensión física pero si en diversidad, innovación y creatividad. Lo más interesante que presencié, en lo estrictamente musical, fueron las actuaciones de los grupos Stand Up Against Heart Crime, con mi admirado Josep Xortó al frente; los italianos Esperanza, Austra (lástima del deficiente sonido de su directo), la dj Nightwave (dulzura con repuntes de pura energía) i el mítico Daniel Miller, esta vez como esforzado dj. Pero sin duda lo que más impacto me causó fue la plataforma del SónarPro con sus propuestas experimentales tales como el Pollywogs (instalación formada por cinco robots que interpretan piezas de música clásica), o el Mute Synth (un sintetizador de cobre con la forma del logo de Mute Records el cual genera sonidos a partir del contacto de los dedos).
Sin duda se trata de un Festival recomendable a todos los niveles, que sigue en plena forma a pesar de sus ya 19 ediciones y al que se le augura un futuro esplendoroso. Quién sabe, el año que viene a lo mejor me atrevo a probar con el Sónar de Noche. ¿Por qué no?.