Seguimos de vacaciones, pero con este artículo evitamos el rosco en el listado de publicación del mes de agosto de 2014. Ya me hubiera gustado a mí haber acudido a ver a Kraftwerk a cualquier sitio, pero es nuestro compañero y tertulianos radiofónico Alfredo Morales quien tuvo la suerte de verles en Lyon hace ya un par de meses. Les dejo con su crónica y salvo alguna otra que publiquemos de otra actuación perdida en el verano, nos veremos cuando regresemos a la actividad habitual ya dentro del mes de septiembre. Sin más, el reporte de Alfredo:
Llevaba mucho tiempo detrás de poder ver el famoso show en tres dimensiones de Kraftwerk. Es cierto que tras la salida de Florian Schneider mi ilusión por poder verlos de nuevo bajó bastante, pero también no es menos cierto que Kraftwerk es mucho más que un grupo: es un concepto, una obra de arte (y por eso no es extraño que hayan actuado en museos), la banda de música electrónica más importante de todos los tiempos y los padres del invento, ya que si lo pensamos detenidamente el resto de bandas no son más que variaciones de Kraftwerk (Depeche Mode, The Prodigy, Ladytron, Erasure, The Knife, OMD, Pet Shop Boys, The Chemical Brothers… Todos ellos y muchos mas no tendrían razón de ser sin Kraftwerk). Tal es la fuerza de Kraftwerk como concepto que funciona sin sus propios componentes, como se ha ido demostrando a lo largo de los años cuando poco a poco han ido abandonando el grupo componentes de gran importancia como Karl Bartos o el propio Florian Schneider. Yo creo que cuando Ralf Hutter (el único miembro fundador que queda) se retire o la palme, Kraftwerk seguirán dando conciertos; es tan fácil como poner a cuatro robots sobre un escenario debidamente programados para interaccionar con las máquinas de donde salen los sonidos electrónicos. Estoy seguro que la gente seguiría yendo a verlos a pesar de que ellos, en su forma humana, no estuvieran allí. De hecho uno de los grandes deseos de Ralf y Florian era tener a cuatro robots actuando por todo el mundo mientras ellos los controlarían desde sus casas. De momento la tecnología no ha conseguido cumplir con este deseo y es que Kraftwerk siguen adelantados a su tiempo incluso en esta época. He visto a Kraftwerk en tres ocasiones, la primera fue en un jovencísimo Sonar en 1998 donde dieron un excelente concierto, donde además de sus temas más míticos presentaron un par de canciones nuevas que al final quedaron en el olvido. Hubo que esperar 6 años más para poder verles de nuevo. Esta vez fue en Madrid en la sala La Riviera, donde presentaron su último álbum de estudio hasta la fecha “Tour De France Soundtracks”. Ese mismo año los volví a ver en el festival de Benicassim junto a los Pet Shop Boys, un desaparecido Morrissey y otros. En 2006 estuve a punto de viajar a Zaragoza para volver a verlos pero al final me eche atrás y fue un enorme error ya que sería la última vez que Florian Scheneider se subiría al escenario con sus compañeros pero claro ¿Quién se iba a imaginar esto? El dueño y señor de esta bitácora siempre dice que nos teníamos que haber conocido por esa época, de esa forma hubiésemos ido sí o sí al concierto y tiene toda la razón. Tras reeditar su catálogo, el grupo ha ideado un show en tres dimensiones realmente espectacular y ha ofrecido una serie de presentaciones por todo el mundo con residencia continuada en ciudades como Nueva York, Londres o Tokyo entre otras, donde en cada concierto tocan un álbum entero de su catálogo, creando un espectáculo donde lo visual tiene tanto valor como lo musical. Esta vez el grupo pasaría por Lyon para hacer una aparición en el festival Nuits Sonores de la capital de la región Rhone-Alpes, de esta forma Lyon le cogía la delantera a París a la hora de contar con uno de los shows imprescindibles del momento. Kraftwerk se encargaban de cerrar el festival con un concierto exclusivo en un lugar que no iba a resultar indiferente. Se trataba del Ancien Marchée de Gros un antiguo mercado con aspecto totalmente decadente que resultaría perfecto para el show. Hay que decir que aunque fuera un festival, el concierto de Kraftwerk era tratado como un evento aparte y de hecho las entradas se vendían solo para ver a Kraftwerk con lo cual no era el típico concierto de duración reducida a los que estamos acostumbrados en los festivales y como es lógico no había ningún grupo que actuase ni antes ni después. En la entrada se iba acumulando bastante gente, la mayoría de ellos ya con una edad pero también jóvenes atraídos por la leyenda del grupo y su enorme influencia en la música electrónica actual. De lejos podías escuchar la música del tema “Electric café” y es que aún estaban con los ensayos antes del concierto. Se nos comunicó que había algunos problemas con el 3D con lo cual la cosa se retrasó unos 30 minutos. En la entrada nos hacen entrega de las gafas 3D y nos colocamos en una buena posición para disfrutar del show. Estaba realmente nervioso y emocionado, después de 10 años ahí estaba yo volviendo a ver al grupo más marciano e increíble de todos los tiempos. El escenario lo cubría una tela con las cuatro figuras que son como cerillas tocando el sintetizador, estas figuras se iban moviendo con esos clásicos pre-sonidos de los conciertos de Kraftwerk y es que los conciertos de Kraftwerk son un ritual donde todo el mundo sabe lo que va a pasar y lo celebra; cuando empiezan esos “pre-sounds” que no son más que pequeños detalles electrónicos, todos los fans saben que el comienzo del concierto está cerca, luego estos sonidos se van apagando para dar paso al robot que nos anuncia la llegada del hombre máquina. Entonces cae la tela y ahí estaban mis robots favoritos capitaneados por el único robot original Ralf Hutter. Tras la presentación, los primeros sonidos de ese tema, que se ha convertido en la mejor descripción del grupo, “The Robots”, creador de ese estilo llamado robopop inventado por Kraftwerk. Junto a Ralf Hutter que se encarga de las melodías principales y de la voz, estaban Henning Schmit cuya aportación principal es el sintetizador de bajos y apoyar algunas melodías, Henning está en el grupo desde el año 1991 cuando se incorporó a la gira de The Mix para sustituir a Fernando Abrantes (que a su vez sustituía a Karl Bartos). En tercer lugar tenemos a Fritz Hilper cuya primera aparición con Kraftwerk fue en 1990 sustituyendo a Wolfgang Flur, es decir Fritz se encarga básicamente de los sonidos de percusión y otros ruidos electrónicos. Finalmente un nuevo fichaje. Se trata de Falk Griefenhagen que se encarga de controlar todo lo que concierne a la imagen 3D. Finalmente, y yo pienso que muy inteligentemente, no se ha optado por otro músico para sustituir al bueno de Florian Schneider pero como Hutter siempre ha querido mantener el formato de cuarteto simplemente ha plantado a un técnico de visuales en el escenario. Primero fue Stefan Pfappe en 2008, al cual han sustituido por este nuevo fichaje. Yo pienso que quizás la sustitución se deba a la corta edad de Stefan (apenas poco más de 30, la mitad de la mayoría de los miembros del grupo); no quedaba bien sobre el escenario, parecía su hijo o su sobrino. Las funciones de Florian Schneider sobre el escenario (que tampoco eran muchas) se las han repartido entre Ralf, Henning y Fritz. El comienzo fue espectacular con una más que notable versión de “The Robots” con los propios robots en tres dimensiones, un 3D muy logrado con el que podías tocar a esos robots con tus propias manos. Es una pena que ya hayan jubilado a los robots que les acompañaron durante tantos años y que salían durante esta canción, pero hay que reconocer que el cambio ha sido cuanto menos sorprendente aunque no faltarán nostálgicos que echen de menos a los antiguos humanoides; pueden volver a verlos en las exposiciones que de vez en cuando se hacen en museos sobre Kraftwerk, donde el grupo cede material. Al ser un concierto aislado supuse que harían un buen repertorio recorriendo todos sus álbums, ya que este concierto no estaba dedicado a un álbum en concreto, como en otras ocasiones donde han tocado cada noche un álbum entero. Pues me equivoqué, pues tocaron el “Computer World” al completo, aunque de momento tras “The Robots” el grupo continuó con una muy intensa “Metropolis”, donde veíamos miles de edificios en tres dimensiones en lo que parecía una megalópolis interminable. Entonces empezamos a escuchar el vocoder decir lentamente los números en alemán para introducirnos en ese tema tan distinto y original que es “Numbers” cuyos efectos en tres dimensiones fueron de los mejores de la noche con todos esos números que iban y venían hacia nosotros; estábamos rodeados de números por todas partes hasta que llego la computadora gigante de “Computer world”, canción que va unida a “Numbers”. El efecto de la computadora gigante en 3D dejaba realmente con la boca abierta. En este tema fallaría al principio un poco el vocoder pero pronto se solucionó. Un tema totalmente visionario este “Computer world”, del año 1981 nada menos, y suena absolutamente actual en todos los sentidos; Kraftwerk se adelantaron al futuro y por eso han podido vivir de las rentas durante años porque es ahora más de 30 años después que la tecnología ha llegado a donde ellos ya predecían. Tras este binomio perfecto de “Numbers/Computer world” llegó otra de esas canciones que fueron tan futuristas en su época, “Home computer”. Nadie podía pensar en esos años que todos terminaríamos enganchados a nuestros ordenadores hasta el punto de tener una especie de vida virtual en la red, pero Kraftwerk supieron verlo. A ésta la siguió “Computer love”, un clásico donde se proyectaron las letras en alemán cuando la versión que estaba sonando era la inglesa; un fallo de Falk Grieffenhagen supongo. Finalmente el grupo tocaría todo el álbum “Computer World” introduciendo “Pocket calculator” o más bien “Mini calculateur”, porque fue la versión francesa la que fue interpretada por Ralf Hutter y compañía, el primer guiño al público francés y no sería el único en la noche.Tras todos estos temas de “Computer World” retoman el álbum “The Man Machine” con el propio tema que da título a ese álbum y que no podía faltar, porque ellos se han llamado más de una vez a sí mismos “el hombre maquina”. Despues de esta pieza de fría electrónica, llegó uno de los puntos fuertes de la noche que sería “Spacelab” donde los gráficos en tres dimensiones simulan una nave espacial donde están los cuatro miembros del grupo. Durante toda la canción vemos esta nave en el espacio cruzándose con otras y con satélites y en un momento dado se enfoca hacia la tierra, ajustando más y más la imagen hasta que en el mapa podemos ver Francia, por lo visto según donde toquen esa noche; Falk Grieffenhagen se encarga de enfocar el país en cuestión (de hecho un amigo me comentó que en su concierto en el Sónar de Barcelona se enfocó España; apuesto que algún tarado seguro que se molestó por no enfocar solo Cataluña) y como era de esperar esto fue muy celebrado entre el público francés, ya se sabe: los franceses y su nacionalismo exagerado. No se pueden quejar ya que el grupo les haría numerosas concesiones. Otro de los temas que no podía falta era su éxito “The model”, una canción que a lo largo de los años han respetado más o menos en su versión original, un caso raro dada la obsesión del grupo por modificar sus canciones clásicas. Las imágenes en blanco y negro de antiguas modelos tienen un toque de romanticismo de esos tiempos que nunca volverán; esas bellas modelos no tienen nada que ver con las actuales que las visten como p****.Llegados a este punto tenía que llegar ese fascinante recorrido por las autopistas alemanas que es “Autobahn”. El volkswagen escarabajo empieza su recorrido y el público queda maravillado con los gráficos que muestran el recorrido del coche durante unos 7 minutos; es decir, fue una versión más corta que la habitual que suele durar unos 12 minutos. Los clásicos continuaban y la pieza “Geiger counter” nos anuncia “Radiactivity” en una versión donde se han introducido referencias a la catástrofe de Fukushima, además de incluir partes de la letra en japonés.Los franceses volvieron a hincharse de orgullo cuando llego el momento de su “Tour de France”. Si en “Autobahn” hicieron una versión más corta, en el homenaje del grupo a la gran carrera ciclista se marcaron una larguísima versión de unos 14 minutos en la que mezclaron el “Tour de France” original del año 1983 con su versión del año 2003; el público, como era de esperar, quedó encantado. El grupo no deja el francés y llegan “Les Mannequins” versión francesa de “Showroom dummies” (o más bien de “Schaufensterpuppen”, que es el título original). El efecto en tres dimensiones de los maniquís rompiendo el cristal del escaparate es realmente espectacular, casi parece que se te va a clavar un cristal en la cara. Y de este tema del “Trans-Europe Express” al tema que precisamente le da título a ese álbum y donde no faltó por supuesto la sección “Metal on metal”, ni un renovado video con un tren virtual que con el efecto 3D te hacía sentir como si estuvieras viajando en él por toda Europa. Tras este influyente tema de finales de los setenta, tendríamos de nuevo una concesión a la lengua francesa con el tema “Electric café”, bueno más bien franco-española ya que no olvidemos que al final de la canción suena ese vocoder en español con eso de “música electrónica, figura rítmica...”. El final estaba al caer y con ese “Boing boom tschak” se nos anunciaba el final del concierto donde sonó toda la suite compuesta por “Boing boom tschak”, “Techno pop” y “Music non-stop”, con ese final donde cada integrante hace un solo con su instrumento electrónico antes de abandonar uno a uno el escenario, aunque el solo de Florian Schneider ha sido excluido por razones obvias, lo cual es un detalle de coherencia absoluta: no está Florian, no hay solo. No tiene sentido poner a nadie para hacerlo. Ralf Hutter se despide de todos nosotros con un “Bonsoir, auf wiedersehen” y el robot nos recuerda que la música nunca acabará con el eco de “Music non-stop”. Kraftwerk jamás han hecho bises, lo cual me parece genial pues no hay cosa más estúpida que esta práctica incomprensible donde los artistas hacen que se van, pero luego vuelven. El caso es que a la vejez viruelas y este año han decidido por primera vez en toda su carrera hacerlos, así que el grupo volvió para ofrecernos “Aerodynamik”, uno de mis temas favoritos y segundo single de “Tour de France Soundtracks”. El concierto termino con “Planet of visions”, su reformulación de ese “Expo 2000” que crearon para la expo de Hannover en 1999. Esta vez tras acabar el tema, los cuatro componentes se juntan en la esquina del escenario y saludan al público antes de desaparecer. Al terminar el concierto, mi sensación fue la de haber visto uno de los mejores conciertos de mi vida, por no decir el mejor; hasta ahora ese calificativo lo tenía el concierto que los propios Kraftwerk dieron en la sala La Riviera de Madrid el año 2004, pero ahora dudo. Al igual que en el concierto de La Riviera, una vez terminado, el público se abalanzó hacia el puesto de merchandising y estoy seguro que esa noche hicieron una caja descomunal con la venta de camisetas y libros. Yo por mi parte me hice con un libro con imágenes del grupo en 3D y con otro libro también de fotos del fotógrafo Peter Boettcher titulado “Roboter” y que muestra a los famosos cuatro robots que antes sacaban en directo posando en diferentes partes del globo terráqueo. Las fotos se hicieron cuando aún estaba Florian en el grupo, así que podemos verle en forma de robot. En definitiva fue uno de esos días que repetirías una y otra vez. A los pocos días yo volví al trabajo y ese mundo perfecto de robots inteligentes que Ralf y Florian nos prometían se volvió a desvanecer. El ser humano es demasiado imperfecto, todavía sueño con un mundo donde solo haya robots.Texto y fotografías de Alfredo Morales.