



CRÓNICA (por Mariano González).





De momento ya vamos viendo los diversos ambientes que propician un concierto de La Broma Negra: lúgubres, hermosos, melancólicos, contundentes. Y esto no ha hecho más que empezar. “La enfermedad del beso” fue un firme regreso a “Amigos, Temo Que Ya No Estemos En La Tierra” con unos musculosos riffs de guitarra de Alex, aportando rock al evento. Lo siguiente que vino es un momento que siempre me encanta. Hablo de “Los reyes no morirán en su cama” que con su ritmo marcial inocula sangre jacobina a los asistentes y nos lleva a clamar, sin movernos del sitio, contra el absolutismo de la Francia de finales del XVIII. Potente y catártica como siempre. Para contrapesar continuamos con la más bucólica y reflexiva “El guardabosques”. Y a continuación uno de mis momentos favoritos de la noche, “Los niños de Dickens”. Qué gusto escuchar una letra donde aparte de Dickens se menciona a Cervantes y a, siempre me lo pregunto, ¿Dostoievski? (por lo de “humillado y ofendido”). Todo ello en los tiempos del “Despacito”. Y además se menciona el Madrid de los Austrias. La leche. Pero es que además fue interpretada magistralmente, con viveza y emoción. “Mientras ella cerraba las cortinas” se ha ido convirtiendo en una de mis predilectas de entre sus últimas canciones.
Excelentes ambientes creados por los teclados de David Infantes y hermosas, además de algo tristes, (y veladas) referencias a Walt Disney. Otro clásico que regresó con justicia a ser protagonista fue “Fantasma”, aportando tanto misterio como una enigmática intensidad. No en vano Edgar Allan Poe es el protagonista, y la canción una gozada. “Nuestro amor destruirá el mundo” fue interpretada de manera rigurosamente distinta a como aparece “Déjanos La Luz Encendida”, abandonando totalmente las potentes guitarras de Álex para ofrecer un acompañamiento exclusivo de los teclados de David, que realizó un excelente trabajo. Quedó hermosa y sugerente, aunque alguna vez me gustaría escuchar la versión rockera primaria en vivo. Tiempo después para la oscura amargura de “Domingo de pasión” con una magnífica interpretación vocal de Carlos, formando con la anterior canción una interesante dupla de “Déjanos La Luz Encendida”. El bonito y siniestro cuentecillo de “Los hijos de las brujas” puso, por su parte, un toque de ensoñación y buenas atmósferas; cosa esta última que ha sido tendencia en los últimos temas y que aún lo será en “Me vas a hacer llorar”, que desde una perspectiva personal fue uno de los puntos con más carga emocional de la noche. Por las características propias de la canción y por la ejecución.




