




El grupo mostró su habilidad a la hora de escrutar “El Poeta Halley” en directo. Me deleité en el plano personal con una de mis favoritas, “Océanos de sed”, de la cual Balmes afirmó no saber ni él de qué va, siendo un ejercicio de escritura automática (pues bien vamos nosotros intentando desentrañar de qué van las canciones el pasado viernes...). No hubo riesgos y no hubo cabida para temas de perfil bajo, íntimo o recogido (quizás para futuras ocasiones). Por tanto, no desfilaron temas como “En busca del mago”, “Los males pasajeros” (quizás la que más eché de menos de este palo) o la canción título. La única concesión en este sentido fue “Contraespionaje”. El resto de composiciones apostaron por la vertiente potente, cosa que se vio en la estrategia de enlazar las contundentes “IMT” y “El Yin y el Yen”.

Y, ¿esto es todo? ¿Aquí acaba nuestra crónica? Parece mentira que no nos conozcan. Ya saben que nos gusta extendernos y lo único que sucede es que en esta ocasión no apostamos por la narración lineal, sino que vamos a acometer una nueva crónica de concierto de forma algo desestructurada, a medida que nos van asaltando los recuerdos.








