Después de dos años y algo por fin pude ver al músico británico de origen ugandés y criado en el mítico barrio de Muswell Hill en Londres, Michael Kiwanuka. De telonera tocó una chica llamada Mychelle, también británica, que armada con una guitarra electroacústica y su voz demostró un empaque y una clase realmente admirables, una labora nada fácil la del telonero, y que ella llevó de una manera sobresaliente. Presentó su Ep de este año, del que cantó temas como Pressure, Promises, Lose o Forbidden fruit. En algún momento vi la semejanza con Tracy Chapman, pero con estilo distintos desde luego.
Y salió a escena el gran protagonista de la noche a eso de las 21:45h, acompañado de una espectacular banda con dos coristas, una sección rítmica de bajo y batería sólidos, un bue teclista, un enorme guitarrista. Hace más de dos años, allá por mayo de 2020 nos iba a presentar su último disco de 2019, titulado Kiwanuka, un excelente trabajo donde mezcla sus influencias de Nirvana o Radiohead con el soul de gente como Curtis Mayfield. El concierto sonó realmente bien, le sobró esa iluminación oscura y chirriante, que no dejó ver el concierto como dios manda. Y Michael es un tipo que no tiene demasiado carisma en el escenario, lo que tiene son canciones, y las desarrolla casi sin moverse y ensimismado con su música.De Kiwanuka sonó casi todo el disco, como es lógico, empezó con Piano Joint (This kind of love) la intro y el tema completo, You ain't the problem, Rolling, I've been dazed, Hero (intro) y Hero tema completo, Hard to say goodbye, Light, Final days y Solid Ground. De su magnífico Love & hate de 2016 pudimos escuchar la marchosa One more night, Black man in a white world, Rule the world y ya en los bises Falling, Cold little heart y la coreable Love & hate. Home again fue el único tema del primer disco que cantó. Quizás Kiwanuka abusa algo de alargar temas con partes instrumentales, que te dejan un poco en las ramas, pero la ejecución de los temas es impecable.
Os dejo con el momento en que sonó Solid ground.