Revista Cultura y Ocio

Confidencias de un apestado

Publicado el 17 noviembre 2020 por Aurisecular
CONFIDENCIAS DE UN APESTADO

Es una sociedad que anula cualquier intento de verdad. Una sociedad en la que la envidia y la maldad cobran vida propia para aprisionar cualquier acto de amor.

Muy pocos se dan cuenta de lo que pasa ya que estos estados empiezan a introducirse por medio del olfato. Es indudable que los olores activan las regiones cerebrales; están comprobados los efectos que producen los aromas en el comportamiento humano. Pero, ¿puede una determinada conducta exudar un olor característico?

Parece que esto es lo que ocurre en este universo fantástico de Lucio, como si la naturaleza, sabia, generase un mecanismo de defensa para los más depravados y, sin tener que esforzarse, pudieran convencer a los demás de su bonhomía a través de un perfume agradable que los acompaña siempre, que se hace mayor cuanto más podrida y depravada es la acción llevada a cabo.

CONFIDENCIAS DE UN APESTADO

Al volver a casa Lucio es consciente de que todo lo podrido huele bien, atrayendo a la gente tanto un gato muerto como alimentos descompuestos. Solo él percibe el mal olor y por lo tanto es tratado como un apestado; de hecho él es quien comienza a oler mal en esa sociedad, por lo que, abandonado y perseguido por todos, se cobija, como un mendigo, primero en la basura y luego en el Jardín Botánico para camuflar su olor, "Urgido por la necesidad comencé a comerme las flores". Está claro que su olor vuelve a delatarlo y debe huir, lejos de todos para, en soledad, "Han pasado siglos desde entonces, y no he vuelto a probar bocado ni a saciar mi sed", escribir sus memorias y que sirvan de ejemplo a quienes las lean.

No cabe duda de que Lucio vive en una sociedad sin compasión ante el bien. Sociedad inquietante que nos alarma aún más si leemos Confidencias de un apestado desde otra perspectiva, una que nos aleja de la ciencia ficción y nos sumerge desde el principio en la Filosofía. Francisco Santos no ha escrito un tratado filosófico sino un relato ficticio, pero la novela ahonda en el desarrollo del conocimiento mediante la razón. Confidencias de un apestado analiza con humor el papel que juega la sociedad en el ser humano, "Obviaré por pundonor los desatinos y las inexactitudes que desplegué esa mañana ante mis alumnos, sumido en un estado mental obtuso. Balbucí algunas citas [...] alentando el rumor entre los malpensados de que me había entregado a las bebidas espirituosas".

Está claro que la prosa se maneja por el ámbito de la sensibilidad con bastante humor e ironía "Estas y otras exquisiteces que previamente al desbarajuste olfativo solo eran valoradas por sibaritas excéntricos de estómago acorazado, ahora despertaban la glotonería de las masas", aunque también circula por los entornos de la razón cuando presenta, con interrogaciones retóricas, o incursiones en diferentes citas artísticas, algunos de los conceptos universales que han regido siempre a la humanidad, "Revelar con un gesto, con un solo gesto, el sentido de una vida [...] El gesto de matar, el gesto de morir, el gesto de alabar, el gesto de maldecir, el gesto de acariciar, el gesto de golpear [...] ¿Con qué gesto posaría yo en el lienzo de mi existencia?". No cabe duda, la enumeración anafórico-paralelístico-antitética espolea al lector con diferentes acciones que podemos llevar a cabo en un determinado momento sin concederle importancia y que, sin embargo, marcan nuestro carácter en ese instante. Lo que realizamos una vez podemos repetirlo las veces que hagan falta. Leyendo las Confidencias de un apestado empatizamos con Lucio, o al menos queremos hacerlo, aunque en ocasiones nos dejemos llevar, como Silvia, por el egoísmo personal "-Una cosa es cumplir con tu deber y otra bien distinta es arriesgar tu carrera" ¿Hasta dónde estaríamos dispuestos a arriesgar para hacer justicia?

Francisco Santos nos invita a reflexionar sobre ello y lo hace con una base científica, con un fondo filosófico que expone con humor; abundan los diálogos chispeantes que encierran algún tipo de conocimiento

El humor es bastante filosófico, no solo porque el protagonista sea profesor de Filosofía sino porque parte de sus experiencias cercanas, como el temor a sufrir un daño cerebral al percibir anormalidades, para ir planteando preguntas que se contestará el propio Lucio al mismo tiempo que el lector, "La fe recobrada en mi longevidad [...] ¿cuál era la causa de esa emanación fragante [...] que nos regalaba la ruina de mi tío?".

CONFIDENCIAS DE UN APESTADO

El humor se convierte en la baza con la que Santos cuestiona ideas que la sociedad da por establecidas

Francisco Santos no escatima en las dosis de sarcasmo con las que va exponiendo la envidia surgida entre los catedráticos de la Universidad, colectivo cuya fama hace honor a esta situación de aprovecharse del conocimiento de sus alumnos, pero no es exclusivo de este gremio

Los diálogos reflejan con cierta ironía cáustica el mal hacer de los poderosos de la Universidad. Se aprovechan de los estudiantes, sin pudor, para después ofrecer unas migajas. La autoría de algunas teorías queda, por lo tanto, en entredicho.

Las metáforas sinestésicas son perfectas para denunciar una sociedad basada en las apariencias, una sociedad aborregada que, lejos de pensar, solo acepta lo que ve, una sociedad formada por individuos corrompidos hasta el punto que dejan de ser humanos para igualarse a "organismos putrefactos", de ahí la "fetidez en los sobacos de los coléricos y aterrorizados".

Erasmo, en El elogio de la locura quiso convencernos de que ese estado era la base de todos los disfrutes del hombre. Una excusa para describir la necedad del mundo. Lucio, en Confidencias de un apestado invierte los olores para disfrutar de la podredumbre como si se tratase de un bálsamo beatífico. Otra excusa para describir la estupidez -y maldad- del mundo. Un mundo egoísta, amoral, que solo actúa a cambio de compensación "¿Y qué sacas tú de todo esto?".


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