Esta confitura es muy rica para acompañar tanto carnes como pescados y con los quesos sabe genial. Es un detalle muy bonito servir una mesa y colocar dos pequeños recipientes de cristal o porcelana fina con ella, para abrir boca, con unos panecillos tostados. Vuestros invitados lo agradecerán.
Ingredientes:
- Tomates rojos, prietos y carnosos.- Azúcar.- Zumo de limón y la ralladura.
Elaboración:
Comenzamos lavando bien los tomates y escaldándolos en agua hirviendo dos-tres minutos para pelarlos con facilidad.
Quitamos las pieles, cuando se hayan templado, vaciamos de la pulpa (que no utilizamos) sin dejar ninguna semilla.
Los cortamos en trocitos cuadrados.
Pesamos los tomates y la mitad de su peso en azúcar. Mezclamos en un bol de cristal y dejamos reposar de dos a tres horas.
Rallamos la piel de un limón, extraemos el zumo y los reservamos.
Pasado este tiempo ponemos a cocer los tomates con el azúcar, preferiblemente en una chocolatera o recipiente alto para evitar que al hervir nos salpique y podamos quemarnos. Añadimos la ralladura del limón y el zumo (siempre en proporción a la cantidad de tomate).
Coceremos a fuego medio moviendo de vez en cuando hasta que pierda casi todo el líquido, de veinte a treinta minutos, dependiendo del tomate y de la intensidad del fuego. Es mejor retirarlo antes de que se haga un bloque, pues cuando enfría endurece aún más.
Si habéis hecho cantidad envasadla en botes esterilizados y herméticos y conservadla en el frigorífico. Conviene no dejarla mucho tiempo, pues aún de estar esterilizados pueden contaminarse. Es mejor hacer pequeñas cantidades y consumirlas en un periodo de tiempo corto.
En la siguiente foto podéis verla con requesón.