¡Cuánto tiempo sin dejaros un cortometraje! Seguro que ya no os acordáis de lo que es eso, pero hoy voy a romper la sequía con una animación que me ha gustado mucho y a la vez ha conseguido dejarme con un sabor amargo en ciertos momentos. Por desgracia, no hay demasiada información sobre sus creadores, así que me saltaré ese paso y os comentaré los aspectos del mismo.
“Cambio de pilas” es un cortometraje que se estrenó en el año 2013 y nos narra la historia de una anciana que está enferma. Su hijo al no poder cuidarla, le manda un robot que se encargue de hacer todas las tareas domésticas y al final esa relación se convertirá en una amistad que traspasará las fronteras de la vida y la muerte.
Este cortometraje ha sido dirigido por Casandra Ng y escrito por Lim Shu Gi. Tiene una duración de 5 minutos aproximadamente y la verdad es que son ya muchas las personas que lo han visto. Podéis consultar su página de Facebook para enteraros un poquito más de qué va este corto y así contrastáis con la entrada de hoy.
Como siempre os voy a dejar mi impresión personal, no puedo resistirme a esta parte de la entrada y menos con este tipo de animación. La trama es muy sencilla porque no es la primera vez que vemos algo de este estilo, es muy fácil apelar a los sentimientos con personajes mayores y que además padecen una enfermedad.
Pero a medida que vamos viendo el corto nos damos cuenta, que no solo es la fragilidad de la anciana sino su necesidad de tener compañía y no sentirse sola durante todo lo que queda de su vida. Ese robot que no tiene sentimientos, que no deja de ser un trozo de hojalata le hace reír, la ayuda y entre ambos se va formando una relación que acaba siendo irrompible.
Todos necesitamos amigos que nos ayuden en los momentos más difíciles y los creadores han dotado de sentimientos a un “objeto” que es imposible que los tenga. Pero también habla de la vida al igual que de la muerte. Podemos arreglar un aparato, darle un periodo de tiempo más largo para que esté junto a nosotros, pero no podemos conseguir lo mismo para nuestra persona.
Y ahí radica la parte más triste de este cortometraje. La muerte nos llega a todos, seamos humanos o incluso robots. ¿Y qué queda cuando ambos nos marchamos de este mundo? Siempre nos queda ese sitio que quisimos visitar y no pudimos; el momento que deseamos vivir y fue imposible que pasar; o simplemente compartimos cualquier tipo de momento con la persona que más queremos.
Y hasta aquí llega mi razonamiento de hoy. Creo que ahora podéis decir que soy una pesada, pero os dejo el corto para que le echéis un vistazo y espero que soltéis alguna lagrimita como me ha pasado a mí.