Revista Cine

CONOCERÁS AL HOMBRE DE TUS SUEÑOS - Woody

Publicado el 11 septiembre 2010 por Loscriticones
CONOCERÁS AL HOMBRE DE TUS SUEÑOS - Woody

Está perfectamente recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos que la única forma digna de volver al matadero en Septiembre es coincidiendo con el estreno anual de una peli de Woody Allen.

Siendo así Conocerás al hombre de tus sueños es imprescindible para un aterrizaje que no sea mortal en la miserable rutina postvacacional, más allá y como hooligan de Allen lo más fino que puedo escribir aquí es un gutural oe-oe-oe… entrando más en detalles y amortizada la descarga endorfínica de paladear el producto anual del nunca suficientemente venerado Woody, gracias a los dioses del jazz el tipo vuelve a los andurriales de los que nunca debió moverse y diríase que la peli empieza y termina con un fuerte sabor a Annie Hall. ¿Se puede pedir más?

Me sigue pareciendo fascinante que un septuagenario tarado mantenga intacto el pulso, el olfato y la sensibilidad para recrear y vivificar tan delicioso mundo de líos maritales, novios guays, atribulados e infieles que nunca acaban de acabar su última novela ni de elegir novia definitiva; abuelos menopáusicos que se tiran a la piscina del revival last minute en plan Poderosa Afrodita y señoras delirantes que tampoco ceden en su crónico ataque de angustia y es que el joven/viejo Woody sabe que la vida consiste esencialmente en un malentendido, es así, delirante e incomprensible. Él nos la hace soportable con artefactos tan bellos y aseados, tan bebop, tan tiernos, tan cómicos, tan caústicos como esta Conocerás… en la que cada personaje ha nacido marcado por el inconfundible hierro de su Allen, para convertirse en certera carnaza de su impiedad, de su ternura y de nuestra bendita risa.

Oremos…

PD: Mágnifica ocasión de comprobar la abisal diferencia de una actuación típicamente británica (A. Hopkins) y una típicamente ibérica (A. Banderas), comprobará el agudo espectador que el latin lover no deja de hacer muescas ni de gesticular ni cuando respira mientras que el otoñal gentleman contiene la actuación incluso en los momentos de máxima tensión (veáse la tensa espera a los benéficos efectos de la viagra).

Además de capacidades personales estoy convencido de que se trata esencialmente de una cuestión de escuelas y no de genética como comentaba John J. Healey en una hiperdelirante y alucinógena reflexión sobre el tema en El País en la que explica que el castellano no es apto para el buen cine. ¿Qué merendará ese hombre? …

ARM


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