Hoy os traemos un nuevo método para conseguir que nuestros hijos se comporten mejor y hagan cosas que resulten positivas para ellos. Se trata de la llamada economía de fichas.
Su aplicación es sencilla. Lo primero que ha de hacerse es establecer las “reglas del juego”, es decir, matizar aquellas conductas que queremos promover en nuestros pequeños. Para ello se recomienda hacer una lista.
Algunos ejemplos serían: ordenar su habitación, hacer los deberes, compartir con sus hermanos, poner la mesa etc.
Una vez hecho esto y en función de la dificultad de cada tarea, asignaremos una cantidad de “fichas” a cada una de ellas. De esta forma, nuestro hijo recibirá un determinado número de ellas dependiendo de si se comporta o no según la lista de conductas que habíamos detallado.
Un ejemplo podría ser que hacer los deberes todos los días diese 20 fichas, ordenar su habitación 15, compartir 10, etc. De esta forma, nuestro pequeño sabrá que haciendo lo acordado conseguirá una recompensa.
Finalmente, se trataría de establecer otra lista, pero en este caso de reforzadores. Es decir, detallaríamos en un papel aquellas cosas positivas que podrían obtenerse y la cantidad de fichas que costaría.
Por ejemplo: ir al cine a ver una peli 40 fichas, ir a jugar al parque 30 fichas, jugar a la videoconsola 20 fichas, etc.
Es importante señalar que las fichas nunca deben sustituirse por dinero ni reemplazarlo. Puede bastar con cualquier cosa que las represente (tapones de botella, trocitos de cartulina, fichas de algún juego…)
Para terminar, el paso más importante consistirá en ir eliminando poco a poco el sistema, a fin de que el niño sea capaz de mantener las conductas sin necesidad de seguir con las fichas. Para ello se recomienda hacerlo gradualmente, o bien aumentando el “precio” de los reforzadores, o bien disminuyendo la cantidad de fichas entregadas por cada conducta.
foto|Salvatore Vuono
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