Ahora que se habla tanto de que las empresas de Internet ofrecen su información privada a casi cualquiera, y que nuestros datos, nuestras conversaciones por chat o vídeo-conferencia, están siendo constantemente espiadas, es el momento de preguntarse por qué ocurren estas cosas. Es evidente que cuando utilizamos un servicio como puede ser el de mensajería de Google+, tenemos que adaptarnos a las normas de la entidad que ofrece el mismo. De éste modo, si ésta entidad controla todo lo que se habla en estos chats, guarda una copia de las conversaciones y las escanea en busca de determinadas conversaciones, nosotros, como meros usuarios, poco podemos hacer, salvo dejar de utilizar ese servicio. Pensemos en una persona que sienta determinados impulsos sexuales hacia los niños, por ejemplo, y quiera hablar sobre ello con un psicólogo. Esa palabra clave, la cual no me atrevo siquiera a reproducir aquí por no atraer determinadas miradas, estoy seguro que será automáticamente detectada si el que sufre ese terrible problema utiliza algún servicio de Internet de los más populares de la red, y de que a partir de ese momento, esa conversación será mirada con lupa. Nuestro derecho a la privacidad y a recibir una atención profesional y reservada quedará relegada a un segundo plano frente a los intereses de una multinacional que se debe a un determinado gobierno que no interpreta los derechos individuales de la misma forma.
En un servicio de ayuda psicológica a través de Internet, como el que aquí se ofrece, es evidente que se habla de temas muy privados. Y al igual que en la consulta física tenemos la garantía y la obligación de ofrecer la máxima confidencialidad, al hacerlo a través de la red deberíamos de cumplir los mismos requisitos. Pero esto es imposible cuando ese servicio de comunicación que utilizamos no está gestionado por nosotros, sino por una multinacional que se debe a otros intereses, muy diferentes que el de nuestros clientes. La solución a esto es aplicar un servicio privado. Algo que impida que personas ajenas “metan su nariz” en nuestras conversaciones. Ahí es donde entra nuestro servicio de mensajería. Completamente privado y con la opción de cifrar cada usuario, de manera libre e individual, sus conversaciones, de tal manera que, todo lo que sale de su teclado queda oculto excepto para el legítimo destinatario de su mensaje. Esto nos permite hablar con tranquilidad. Exponer nuestros problemas con la misma seguridad que si estuviésemos hablando en el despacho. ¿Qué se necesita para utilizar éste servicio? Pues solamente descargarse el programa cliente de mensajería y contar con una cuenta de usuario en nuestro servidor. Evidentemente, esta cuenta la ofrecemos exclusivamente a nuestros clientes. A nadie más.
¿Y qué ventajas tiene todo esto? La primera y más inmediata es que ganamos una seguridad que hasta ahora no teníamos. Ahora podremos hablar con tranquilidad sobre cualquier tema estando seguros de que nada ni nadie nos escuchará. Pero existen otras ventajas: Se pueden crear chats privados para compartir experiencias los clientes que sufren problemas similares, así pueden comparar sus soluciones, debatir propuestas, o simplemente, prestar apoyo a otros que están pasando por situaciones parecidas.
Además, también podremos contar con una comunicación más directa con nuestro terapeuta (dependiendo del servicio contratado) y dispondremos de una forma mucho más directa de comunicarnos con Consulta Psicológica, para poder cambiar horarios, enviar tareas, resolver dudas, etc.
Esto es algo que todo aquel que quiera recibir un servicio serio de ayuda psicológica a través de Internet debería de tener en cuenta. La frase famosa de aquel famoso anuncio de los 80 del “… busque, compare, y si encuentra algo mejor, cómprelo” la repito aquí. No por ser una web humilde y sencilla quiere decir que no seamos capaces de ofrecer la máxima calidad. Lo hacemos y nos sentimos obligados a ello.