En la sociedad actual, la conducta
de los consumidores se está convirtiendo en la clave en torno a la cual gira la vida. La posición que ostentaba
el trabajo en el capitalismo moderno la ocupa ahora la "libertad del consumidor",
ajustada al mercado de los consumidores. Las cuestiones
de control y el derecho a la autogestión han pasado
de la fábrica a la tienda. El consumo, no el trabajo, es el eje en torno al cual gira el mundo moderno.
En una entrevista que ATTAC TV hace al periodista y escritor Pascual Serrano sobre el
contenido de su último libro "La comunicación jibarizada. Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes", se nos pone en alerta sobre las
consecuencias ideológicas que se derivan de la utilización de los nuevos
formatos comunicativos por parte de la ciudadanía. Serrano no critica
la revolución tecnológica, la imposición de los formatos audiovisuales, y
el uso habitual de internet, redes sociales, y soportes como tablets, o
smartphones, pero si describe de forma crítica el panorama
comunicacional actual e introduce el concepto de jibarización, como la
reducción de la calidad de la información y lo que ello conlleva de
ausencia de reflexión, elaboración de contenidos críticos y falta de
profundización.
Interesante caer en cuenta que el mensaje crítico, el irreverente, el revolucionario, el que quiere cambiar el mundo, el que busca la incorporación de nuevos valores, el que desea replantear el modelo dominante, necesita más profundidad, necesita más análisis, más argumentación, más tiempo; mientras que el mensaje conservador, el que se apunta a la tésis dominante, el que quiere mantener el statu quo, el mensaje de los que ostentan el poder, se mantiene con un discurso superficial y lamentablemente eso es lo que se impone hoy día.
Hay que poner los pies en la tierra y entender que con las redes sociales, con los blogs, con todos los recursos comunicativos actuales no hemos alcanzado de ninguna manera la democracia en la comunicación. Al contrario, lo que han hecho los estamentos del capital -que dominan el mundo- es provocar en nosotros la falsa sensación de que la información se ha democratizado, de que todos participamos en igualdad de condiciones.
La reducción de la calidad de la información, asociada a la velocidad de
las tecnologías, implica que se reducen los
contenidos, se reducen las maneras de comunicarse, se jibariza el
mundo. Nadie se preocupa por profundizar en nada, simplemente en amasar cantidades de titulares de primera mano. Se pierde la capacidad de reflexión, la inmensa mayoría de la gente se limita a reproducir en las redes sociales frases hechas, fotos y titulares pero rara vez se les acompaña de una reflexión. No hay capacidad de elaboración de conclusiones, simplemente se repiten las que se han copiado de otra fuente. Lo peor de todo es que no se tiene un pensamiento crítico respecto a lo que sucede y se ventila en internet y en las redes sociales.
Yo diría que al igual que en los demás aspectos de nuestra vida, en el tema de la información nos hemos dejado vencer por el consumismo y si nuestro armario está lleno de zapatos y vestidos sin estrenar, también es muy posible que en nuestra cabeza se acumulen millones de bytes de información que ni siquiera nos molestamos en clasificar.