Revista Cultura y Ocio
El peor enemigo para la felicidad somos nosotros mismos. Es una sentencia que se repite desde la antigüedad. Y parece seguir vigente. Como si la conciencia no cambiara nunca. No hay nada a lo que tener miedo salvo al propio miedo. Otro pensamiento vigente desde siempre, desde que a alguien se le ocurrió no sé cuando. En ocasiones, creo que sólo hemos avanzado en fachada, pero por dentro, seguimos teniendo esos valores marcados a fuego y que nos traicionan constantemente al contradecir lo que decimos que haremos y lo que hacemos. Nuestra parte animal está ahí, camuflada por el subconsciente a la espera de salir. Ese Mr. Hyde que todos llevamos dentro. Es como si tuviéramos dos o más conciencias superpuestas, dominantes y dominadas. Esperando su momento de gloria. Y la vida es larga, a pesar de todo, para ello. Como si tirásemos piedras sobre nuestro propio tejado. Ni el espíritu punk escondía una revolución. Terminaron siendo un desfiles de cabellos tintados de colores fuertes y primarios. Casi da la sensación de que todo es cíclico. Pero en este post hay demasiados "parece" "casi" y "como si". Demasiadas probabilidades inciertas. ¿Acaso el Mundo es incierto? Las apariencias no son buenas apreciaciones lógicas. Lo único aparentemente certero es que siguen vigentes sentencias gnómicas de otros tiempos y pensamientos como si diera igual que ahora unos hombres se depilen y otros se dejen barbas de montañero bien cuidadas y refinadas. No hay peor temor que el que engendramos dentro de nosotros.