El jefe de la tribu Kayapo recibe la peor noticia de su vida, en sus tierras ancestrales se inicia la construcción de una planta hidroeléctrica enorme (la tercera más grande del Mundo).
Es la sentencia de muerte a todos los pueblos cercanos al río ya que la presa inundará 400.000 hectáreas de bosque y más de 40.000 indígenas tendrán que buscar otro lugar dónde vivir. No sólo se les expulsa de la tierra en que han vivido durante generaciones sino que se destruye su hábitat natural, la deforestación y la desaparición de multitud de especies es un hecho.
La impresión que tuvo el jefe de la comunidad Kayapo al enterarse de esa decisión, su gesto de dignidad y de impotencia ante el avance del progreso capitalista, la modernidad depredadora, la civilización que no respeta nada, son cosas que pasan desapercibidas hoy para la mayoría de gente. Un gran contraste entre el gesto de la presidenta de Brasil y la del jefe Kayapo.