Conversaciones de ayer que podrían ser de mañana

"Dejarse llevar suena demasiado bien"

- Pienso que cualquier aparato eléctrico o mecánico, incluso informático, puede convertirse en un amasijo de cables y humo, de fuego y vacío, sólo es cuestión de paciencia y casualidad.

- La cuestión es cómo, en qué momento sucederá y qué pertenencia dejará de serlo a partir de entonces, para convertirse en chatarra, en otro tostador ajeno, lejano. En un amplificador que no suena y nos negamos a tirarlo al contenedor porque, simplemente, le guardamos cariño. Aquel concierto en 2013, el primer ensayo, el póster de Keith Richards en la pared.

- Sueño con mi guitarra echando humo: mis dedos deslizándose por el mástil como otras veces por tu espalda. Cada traste es un recoveco de tu columna vertebral, la que sujeta todo esto, la que se clava hondo mientras nos sumergíamos en el agua.

- Otro rock & roll para acercar las bragas a la orilla, otra novela de Murakami derrotado. El sabor añejo de mi sangre. Un mordisco. Un zulo donde esconderte. Un coche negro esperando en el arcén, suena una emisora de radio. No puedo distinguirla desde aquí.

- Después de eso no hay nada, cariño. Tendría que aprender a escribir de nuevo para contártelo.