Uno de los efectos del calentamiento global es el blanqueamiento de los corales. Los corales viven en simbiosis con las zooxanthellas, unas microalgas autotróficas (ese palabro significa que pueden sintetizar su propio alimento mediante la fotosíntesis). Las zooxanthellas le proporcionan al coral los compuestos de carbono que necesita para su calcificación y para nutrirse. El coral a cambio ofrece a la zooxanthella un medio ambiente protegido y un suministro de dióxido de carbono para que realice la fotosíntesis. Cuando los corales están sometidos a estrés (y son unos seres que se estresan con cierta facilidad, sobre todo si la temperatura del agua cambia), se rompe la simbiosis con las zooxanthellas, que se desprenden del coral. Cuando un coral aparece blanco es que la densidad en él de zooxanthellas, que son las que le proporcionan sus colores característicos, ha disminuído peligrosamente. Si no recupera las zooxanthellas en un cierto período de tiempo, el coral está condenado a morir.
Una cosa es que te cuenten lo del blanqueamiento de los corales y otra que lo veas por ti mismo. El pasado fin de semana estuve en Tioman, una isla de Malasia en el Mar del Sur de China, a unas dos horas de la Malasia peninsular. Fue impresionante y triste bucear entre corales blancos. Me sentía como si bucease entre sepulcros. Esos corales me hicieron pensar en aquellos marineros rusos que quedaron sepultados en el submarino Kursk. Habían sobrevivido a la explosión inicial sólo para morir lentamente por asfixia. ¿Cómo se denomina ese estado cuando uno aún respira, pero no sirve de nada porque ya está condenado? ¿Sigue mereciendo el nombre de vida? De alguna manera es el estado en el que nos encontramos todos, porque a la larga estamos condenados. Únicamente que, mientras que nosotros podemos soñar con que la sentencia tarde en ejecutarse, tanto los corales como los marineros del Kursk saben que su ejecución es inminente.
Contra el blanqueo de los corales sólo se me ocurren dos soluciones. La primera es la que aplicaba la Administración Bush: negar que el calentamiento global exista y si existe, no se preocupen, que seguro que los mercados y la iniciativa privada encuentran una solución (¿Se han parado a pensar lo mono que podría quedar un coral blanco encima de una cómoda?). La segunda es el método aplicado por la petrolera BP en el Golfo de México. Allí ya no hay corales blancos. Todos son negros.