Revista Cultura y Ocio

Corazón tan blanco. Javier Marías

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Corazón tan blanco. Javier Marías
     "No he querido saber, pero he sabido, que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados. Cuando se oyó la detonación, unos cinco minutos después de que la niña hubiera abandonado la mesa, el padre no se levantó en seguida, sino que se quedó durante algunos segundos paralizado con la boca llena, sin atreverse a masticar ni a tragar ni menos aún a devolver el bocado al plato; y cuando por fin se alzó y corrió hacia el cuarto de baño, los que lo siguieron vieron cómo mientras descubría el cuerpo ensangrentado de su hija y se echaba las manos a la cabeza iba pasando el bocado de carne de un lado a otro de la boca, sin saber todavía qué hacer con él. Llevaba la servilleta en la mano, y no la soltó hasta que al cabo de un rato reparó el en sostén tirado sobre el bidet."
     No he querido saber pero he sabido, comienza este libro publicado en 1992 para éxito y gloria de su autor hoy encumbrado. Uno de los comienzos más impactantes que recuerdo haber leído, capaz de lograr que imaginemos la escena con total claridad. Hoy traigo a mi estantería virtual, Corazón tan blanco.
     Conocemos a Juan Ranz, narrador de la historia que es, además, contada en primera persona. Ranz, llevado por la vida que le muestra que guarda secretos, o tal vez por los recovecos en los que se cuelan los resquicios de luz, como un consejo de su padre el día de su boda, es empujado a investigar un secreto que ha acompañado a su familia durante años. Luisa, su mujer, se irá covirtiendo en cómplice de esta búsqueda que les llevará a desempolvar la historia de su familia más reciente encontrando en ella muertes como la que abre el libro, dudas, culpa, y mucho silencio acumulado.
     Hablar de la trama de esta novela, entretejida de una forma magistral con Macbeth, es relativamente complicado, ya que no quiero privar a ningún lector de ir descubriendo  paso a paso lo descubierto por el narrador sobre su familia.  Baste decir, por lo tanto, que Marías juega con la necesidad de saber que uno a veces siente, sobre todo si intuye que hay secretos importantes, y con la sensación de tal vez no querer saberlo, una vez los ha descubierto. Esto provoca que el lector se convierta en cómplice de quien guarda el secreto, ya que uno no puede evitar preguntarse si es realmente necesario saberlo todo, sin darnos cuenta de que nos traicionamos a nosotros mismos por llevar más de doscientas páginas sin soltar la historia buscando precisamente, ese secreto. Tres matrimonios más el del narrador, viajes, encuentros, historias secundarias que se tocan en amantes ocasionales y un torrente de reflexiones, es lo que ofrece Marías en esta novela en la que nada queda libre al azar. Incluso el matrimonio protagonista se dedica a la traducción, mostrando con su trabajo una curiosa capacidad para manipular la verdad. Tanto, como aquel que la oculta.
Con ello el autor consigue reforzar la idea principal de una trama capaz de ir envolviendo hasta al más indiferente de los lectores, que no puede hacer otra cosa que preguntarse qué sucedió para llegar al punto en el que comienza la novela. Y también sobre sus posteriores consecuencias. La elección, la del disparo, la del silencio, la de saber... son todas ellas conscientes, aunque no siempre razonables salvo para quien las argumenta. Y sin embargo, en este caso, somos capaces de comprender el camino recorrido por cada uno de los personajes, muchos de los cuales a la sombra de un sentimiento que tal vez desconozcan y es la culpa.
     Os preguntaréis ahora el motivo por el cual el libro se teje con aires de Macbeth, y si existe en ambos, además del silencio, el secreto y la culpa ya nombrados, un asesinato. Y podría explicarlo, pero me temo que en caso de hacerlo, perdería la efectividad que supone el descubrir esta historia al ritmo lento que propone el autor. Podría ahora hablar de enamoramientos, secretos, mentiras y formas de engañar. De oyentes involuntarios y otros forzados y adjudicar estos mismos adjetivos a quienes confiesan.; y con todo ello azuzar la curiosidad por un libro ya casi convertido en clásico moderno. Pero incluso si dijera todo esto, me faltaría explicar el placer que supone leer a Javier Marías en sus divagaciones frente a temas como el matrimonio o cualquier otro que le pase por la cabeza y termine en la punta de su pluma.
     Corazón tan blanco es un libro redondo. De esos cuyo concepto mejora en el lector a medida que transcurren días y la historia se asienta en nuestro interior, se pone cómoda y nos da otra perspectiva. Una fantástica lectura para todos y, posiblemente, el mejor libro para comenzar con este autor.
     Comenzaba hablando del principio del libro, y es que hay principios inolvidables en la historia de la literatura. Y vosotros, ¿recordáis particularmente el comienzo de alguna lectura?
     Gracias.
"Mis manos son de tu color, pero me avergüenzo de llevar el corazón tan blanco."
Macbeth
William Shakespeare

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