Conozco a muy poquita gente a la que no le guste la pizza. Es un plato completo, que dependiendo de lo que le añadas se convierte en una delicatessen. A los más jóvenes les encanta y a los demás, también.
Vi en la red una corona estonia de masa, elaborada con canela y frutos secos (ya caerá la receta, no os quepa duda) y se me ocurrió adaptarla a la tradicional pizza italiana.
Yo la hice con masa comprada, las que vienen enrolladas en los frontales fríos del supermercado, pero si tenéis amasadora o thermomix, seguro que con la masa casera sale espectacular.
Si queréis hacer vosotr@s mismos la masa, pinchad aquí y también ahí os he incluido la historia de la pizza.
Para 4 personas comilonas u 8 no tanto:
- 2 paquetes de masa de pizza refrigerada
- 1 paquete de queso mozarella rallado (200 g)
- 100 g de bacon troceado
- 1 latita de champiñones(o 100 g de champis frescos laminados)
- 1 taza de salsa de tomate frito casera
- orégano
- aceite de oliva virgen
Se precalienta el horno a 200º C con calor arriba y abajo. Se desenrollan las masas y se estiran, uniéndolas en una sola pieza alargada.
Se extiende la salsa de tomate con una cuchara y se van espolvoreando por encima los ingredientes: primero el queso y, a continuación,el bacon y los champiñones.
Se enrolla, por la parte más larga, formando un rulo grande.
Posteriormente, se corta con un buen cuchillo una línea central, de arriba a abajo:
Sobre un papel de horno se va trenzando, a la vez que se va dando la forma circular, uniendo los extremos:
Se coloca en la bandeja del horno, se espolvorea con orégano y se agrega un hilo de aceite de oliva virgen a la rosca. Se introduce en el horno caliente hasta que se dore y se funda el queso.