Revista Cultura y Ocio
En estos tiempos nos sacuden casi todos los días casos de corrupción política. Son personas que hemos elegido para representarnos en las instituciones y que se aprovechan del cargo que les hemos confiado para enriquecerse a nuestra costa o, lo que es lo mismo, nos roban nuestro dinero.
El objetivo de las leyes es proteger a los buenos de los malos. Se trata de que estos últimos cumplan un castigo acorde al hecho delictivo que han cometido, aislarlos de la población y, en la medida de lo posible, aprendan que hay que ser bueno y no quitarle su dinero a nadie.
Lo que se espera de las leyes es que sean justas y existe un clamor en la calle sobre las penas que les caen a estos sinvergüenzas.
Quiero comentar unas reformas que, a mi modo de ver, debería incluir el Código Penal para poder juzgar a estos indeseables como se merecen:
- Los hechos delictivos de corrupción no deben prescribir nunca, actualmente prescriben a los cuatro años.
- La condena impuesta la deben cumplir íntegra, sin poder aplicarles ningún beneficio penitenciario.
- No podrán ser indultados por el gobierno de turno, en ningún caso.
- Lo primero que se debe hacer es requisar todas las propiedades de estos mangantes y que demuestren que no han sido compradas con dinero negro o robado.
- Deben devolver lo robado. Pero voy más allá, si la condena de uno de estos sujetos es de tres años, el tiempo de condena no empezará a contar hasta que no haya devuelto todo el dinero, bien en metálico o vía embargos de las propiedades que tenga, siempre y cuando las haya adquirido de forma legal. Hoy estos chorizos nos roban millones de euros, les caen unos meses de cárcel y luego a disfrutar de lo que nos han robado, esto tiene que acabar ya.
En fin, se que todo esto no servirá de nada, pero me he quedado como dios.
Te invito a que hagas lo mismo, si tienes alguna otra idea sobre el particular escríbela en los comentarios, verás qué a gusto te quedas.