Hay momentos en que uno, simplemente con meterse en la cocina, viaja y se teletransporta. En silencio, comienzan a divagar los pensamientos y sin darte cuenta, te encuentras muy lejos de donde estabas. Eso me pasó a mi la mañana que me puse a hacer corzetti, de repente no estaba en mi cocina, de repente, me sentía florentino, en una casita de piedra en la toscana, rodeado de olivos, mientras preparaba pasta fresca para una comida con amigos sobre una gran mesa de madera. No estaba tan lejos de ese pensamiento, me encontraba preparando corzetti para amigos, sobre una tabla de madera, con una rama de olivo encima de la mesa, pero en un momento, con los aromas de la cocina, mi mente se encargó de hacer el resto para llevarme muy lejos. Creo que el hacer tanta pasta fresca últimamente me está resultando de lo más satisfactorio, tanto, que me estoy encontrando, sin querer, en suculentos parajes italianos. En fin, dejo ya de divagar y me pongo ya con esta espectacular e impresionante receta.
INGREDIENTES
Para los Corzetti:
250 gr. de sémola de trigo duro.
1 Huevos.
60 ml. de vino blanco.
Para la salsa de calabaza:
300 gr. de calabaza.
1 Cucharada de mantequilla.
100 ml. de nata fresca.
50 gr. de almendra molida.
50 gr. de parmesano rallado.
50 gr. de piñones.
Hojas de salvia.
PARA HACER LOS CORZETTI:
Para hacer la pasta, procedemos ha hacerla como es la manera habitual (si hay alguna duda, consultar este POST) Hacemos un volcán con la semola de trigo tamizada y los ingredientes líquidos en el centro. Mezclamos y amasamos hasta obtener una mezcla homogénea y elástica, no tiene que quedar pegajosa, si es así, añadiremos un poco más de sémola de trigo duro.
Dejamos reposar cubierta en papel film durante 3 min. y estiramos con la máquina de pasta dejando un grosor de 1`5 mm. aprox.
Extendemos la masa de pasta sobre la superficie de trabajo, y comenzamos a preparar los corzetti. Para prepararlo, lo mejor es disponer de un estampador, son pequeños sellos tallados y torneados que constan de dos partes, una pieza tiene por un lado un cortador y por el otro lado un sello tallado, y por otro lado un mango con el que presionar. Viendo el diseño del estampador es sencillo imaginar el proceso, vamos cortando los círculos, los colocamos sobre el sello, presionamos con el mango y listo, separamos con cuidado y dejamos secar mínimo 1 hora.
Podemos espolvorear un poco de harina sobre el sello para evitar que se quede pegado, pero ya os digo que no es necesario, a mi no se me quedó pegado ni uno solo, también preparé la masa un poco más seca para evitar esto, que quede muy blanda y se pueda pegar o deformar en exceso.
Si no contamos con este sello, podemos usar estampadores de galletas y cortadores de galletas, siempre que el dibujo no sea muy profundo, ya que tiene que quedarse grabado sobre la pasta.
PARA LA SALSA DE CALABAZA:
- Pelamos y troceamos la calabaza. Ponemos una cacerola al fuego con 400 ml. de agua, la calabaza, la mantequilla y las hojas de salvia. Dejamos cocinar unos 15 min. o hasta que la calabaza quede blanda.
- Pasamos la calabaza con el caldo por la batidora hasta obtener una crema homogénea, ponemos al fuego y dejamos reducir unos 10 min.
- Precalentamos el horno a 180ºC En una bandeja pequeña, colocamos la almendra, el parmesano y los piñones. Asamos unos 5 min o hasta que comiencen a dorarse. Sacamos del horno y reservamos.
- Añadimos la nata fresca al cazo con la calabaza y salpimentamos.
- Cocemos la pasta en abundante agua salada durante no más de dos minutos. Escurrimos con cuidado y mezclamos con la salsa de calabaza.
- Servimos con el crujiente de parmesano y almendras. Decoramos con unas hojas de salvia.
He de reconocer que la elaboración de los corzetti es laboriosa, ya que hay que ir estampando uno por uno, quizá por eso mi mente divagaba en ese momento, para hacer la tarea más liviana, pero son tan bonitos, que os aseguro que el resultado merece la pena.
Ahora vamos con un poco de historia para que sepáis el origen de los corzetti, si os han gustado, os aseguro que os van a terminar de conquistar. Este tipo de pasta fresca es típica del noroeste de Italia. Su origen lo remontamos a la Edad Media y Renacimiento, en donde las familias nobles se hacían grabar su escudo de armas sobre un sello de madera y con este preparar pasta fresca en ocasiones especiales, en las que sorprender a sus invitados y mostrar su poder y esplendor. Normalmente por el otro lado, el sello grababa una cruz.
El dibujo de la pasta no solo es decorativo, tiene también la función de hacer que la salsa quede "atrapada" en el, impregnando de sabor. Sea como sea, el caso es que los corzetti no pueden ser más bonitos. Normalmente se sirven con salsa de nueces, aunque esa receta llegará en otro momento.
Espero que os guste la receta de hoy, su historia y la salsa. La salsa la podéis adaptar a cualquier otro tipo de pasta, aunque os recomiendo que intentéis prepararlos, si os gusta la pasta fresca, esta receta os va a encantar. Para acompañar, nada como un bacalao al horno.