Revista Cultura y Ocio

Cosas de la edad

Por Eltiramilla

Estoy empezando a creer que existen los mundos paralelos, y no sólo eso, sino que yo vivo en uno. En mi mundo hay gente morena, rubia, alta, baja, con pecas, con celulitis, de mal humor por las mañanas… Y luego está el mundo yupi, ese en el que las chicas perfectas hacen la operación bikini comiendo cereales y los tíos musculosos están así porque beben refrescos de cola a las once y media en su pausa entre ladrillo y ladrillo. En este mundo de luz y de color viven los publicistas de los anuncios de televisión. Y los encargados de diseñar las cubiertas de los libros juveniles. Y también los que realizan los cástines para algunas películas y series de televisión.

Cosas de la edad
La edad, eso que nunca se le debe preguntar a una mujer, parece que no importa demasiado a la hora de elegir a los modelos que protagonizan las cubiertas de los libros juveniles: muchas veces se sacrifica la edad de los personajes a los que representan en favor de rostros bellos y cuerpos de infarto. No sé a vosotros, pero a mí tanta perfección me abruma, y como dice una compañera tiramillota: es muy atractivo tener un libro entre las manos encabezado por unos modelos de escándalo que nos alegren la vista, pero nos estamos pasando con semejante perfección. La belleza entra por los
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ojos, ¡claro que sí!, pero si detrás de ella no hay nada más, cansa. Pero lo peor de todo no es esa perfección sobrehumana, sino que esos modelos ni siquiera se parecen a los personajes a los que supuestamente representan. Casi siempre se repite el mismo patrón: modelos de veintitrés o veinticuatro años haciéndose pasar por chicas y chicos de diecisiete, con miradas intensas, pecho fuera y poses estupendas. A ellos les ponen unos vaqueros y, ¡hala!, a lucir hombros anchos y abdominales; y a ellas les encasquetan un vestido lleno de vuelos y, ¡ole!, a lucir cuerpos de pasarela.

Seamos serios, ¿de verdad cuela Mario Casas como adolescente en las películas de A tres metros sobre el cielo Tengo ganas de ti, basadas en los libros homónimos de Federico Moccia? Aunque éste no es el único caso que da al ojo. Alex Pettyfer interpretó a Cuatro en la adaptación de Soy el número cuatro cuando tenía veinte primaveras, mientras que su personaje en el libro tenía diecisiete años. De igual manera, los actores protagonistas de Los juegos del hambre, Jennifer Lawrence y Josh

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 Hutcherson, tenían veintiuno y diecinueve cuando se pusieron por primera vez en la piel de Katniss y Peeta, que tenían dieciséis años en la historia original. La última sorpresa la hemos recibido hace muy poco con la adaptación de la saga Hermosas criaturas: el actor Alden Ehrenreich, que cumplirá veintitrés años en septiembre, dará vida  Ethan Wate, de dieciséis. Y ahora viene lo mejor, ¡agarraos, que vienen curvas! En la adaptación para la televisión de Crónicas vampíricas, el actor que hace de Stefan, un personaje que se convirtió en vampiro a los diecisiete (y por tanto tiene un físico de esa misma edad), tiene nada más y nada menos que veintinueve años… Ejem. Pero lo mejor viene ahora. ¿Recordáis a Kendra, aquella cazadora que aparecía en la segunda temporada de Buffy cazavampiros? Fue interpretada por Bianca Lawson, que ahora, con treinta y tres añazos, hace de la adolescente Maya en la serie Pretty Little Liars (Pequeñas mentirosas). No se puede negar que la muchacha se conserva divinamente, eso sí.

Hay quienes justifican la elección de actores mayores que los personajes a los que dan vida porque sus cuerpos ya están “hechos”, porque no van a cambiar tanto como lo harían los de unos quinceañeros a lo largo de toda una saga de películas, por ejemplo. Sin embargo, precisamente en eso consiste el juego: ¿no sería mejor, o más realista, que pudiéramos apreciar tanto la evolución psicológica como física de esos personajes a los que representan? En esto las películas de Harry Potter brillaron: a medida que los libros se sucedían, Harry, Hermione y Ron cambiaban por dentro y por fuera, y al escoger a actores de su misma edad, pudimos apreciar en ellos esos mismos cambios.

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En el caso de los modelos de cubiertas de libros también encontramos siempre una de cal y otra de arena: cubiertas in-creíbles como las de Tentada o Amenazados (primera imagen a la izquierda), y cubiertas creíbles (¡que no sosas ni aburridas!) como las de Camino entre la niebla o Just listen (imagen de la derecha).

Por experiencia, puedo aseguraros que la perfección no existe… y menos mal, porque vivir al lado de alguien 100% perfecto tiene que ser insoportable. Claro que, como dice la famosa frase,  ”si la juventud es un defecto, es un defecto que se cura demasiado pronto”.


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