Cosas que hay que saber antes de adoptar

Adoptar a un niño o a una niña no es una decisión sencilla. Tampoco se trata de un proceso breve, puesto que son muchos los pasos que hay que dar y muchos también los requisitos que cumplir. Por lo general, desde que comenzamos a plantearnos la adopción hasta que el pequeño llega a casa pueden pasar meses, sino años. Sin embargo, si estás o estáis decididos a hacerlo, la experiencia puede ser de las más enriquecedoras y humanas que existen.

Antes de continuar, quisiéramos realizar una distinción entre la adopción propiamente dicha y el denominado acogimiento familiar. Generalmente, las diferencias son legales y temporales, puesto que en el primer caso las personas que adoptan al niño o la niña pasan a ser sus padres con todas sus consecuencias (rompiéndose normalmente sus vínculos con sus padres biológicos) y suele hacerse de forma permanente; mientras que en el caso de la acogida puede ocurrir que, temporalmente, los padres biológicos del niño no sean aptos para su cuidado (por motivos de maltrato, por estar en la cárcel…) por lo que los acogedores pasan a tener la custodia del menor (aunque los contactos con su familia biológica siguen existiendo).

Parece claro que hay diferencias entre ambos casos, pero en el fondo el trabajo de “los nuevos padres” es el mismo: procurar al pequeño un hogar donde vivir y dotarlo de un afecto apropiado que le permita un correcto y sano desarrollo.

Existen mitos acerca de lo que se debe o no se debe hacer en relación al nuevo miembro de la familia. Entre ellos el más extendido es quizá el de ocultarle su verdadera identidad y sus orígenes, o al menos retrasarlo todo lo posible. Este es un gran error, puesto que además de resultar injusto, es una manera llenar de incertidumbre al niño o la niña, que seguramente se enfrentará a comentarios de sus compañeros que no llegarán a comprender del todo.

En el caso del acogimiento, por ejemplo, las visitas y los contactos con su familia biológica pueden resultan necesarios, además de positivos para el propio proceso de construcción de la identidad del pequeño, siempre y cuando así lo consideren las autoridades oportunas. Si hablamos de la adopción, es posible que el adoptado proceda de países muy lejanos, por lo que muchas veces viajar a esos lugares para que conozcan sus raíces y de dónde proceden puede ser una muy buena elección.

Lo que sí está claro es que si hemos decidido adoptar o acoger a un pequeño, hemos de estar convencidos de que lo deseamos de verdad y que estaremos dispuestos a tratarlo como si fuese nuestro propio hijo. Por eso, ayudarle a integrarse en la familia (en caso de que ya haya otros hijos), en la propia comunidad (si viene de muy lejos, por ejemplo) así como a formar adecuadamente su identidad, son aspectos muy a tener en cuenta.

Por eso, habla con él o con ella desde que son muy pequeñitos. Ve desvelándoles la verdad muy poco a poco, siempre con delicadeza pero sin miedo a su reacción. Para ello puedes usar fotografías o videos de su familia biológica, hacer algunos álbumes juntos, contarle cuentos “retocados”. Siempre con la idea de lograr que se sienta querido, y comprenda las circunstancias vitales que le han llevado a su nuevo hogar.

foto|hinnamsaisuy