Los marfileños atravesaron dos guerras civiles entre 2002 y 2011, que provocaron la muerte de más de 400.000 personas y el desplazamiento masivo de miles de víctimas. Daniel Kone, coordinador de Sapharm/Global Humanitaria, nos explica cuál es hoy la situación en Daloa, nuestra zona de trabajo en Costa de Marfil.
¿Cuáles han sido los principales cambios desde el final de la guerra? ¿Existen más oportunidades de trabajo, por ejemplo?
El clima social es muy tranquilo. Tras la guerra y la crisis post-electoral (2010) ha habido tensiones, pero pronto disminuyeron dado que la población de Daloa quería seguir adelante y recobrar la armonía. Se emprendieron acciones de desarrollo en la ciudad como el trazado de algunas calles, la construcción de un nuevo mercado para el sector de las actividades informales, la puesta en marcha de PYMES; la llegada de algunas organizaciones no gubernamentales que se asentaron en la zona han permitido que hombres y mujeres jóvenes puedan trabajar y generar empleo. Sin embargo, esta tendencia no es suficiente para dar respuesta a las necesidades laborales de la población.
¿Existen programas para la reconciliación y la paz?, ¿qué resultados arrojan?
Hay programas para la reconciliación y la paz en toda Costa de Marfil. En lo relativo a nuestra ciudad, Daloa, el programa ha debido abocarse a la resolución de conflictos entre las etnias locales bete y dioula, justo después de la crisis institucional post-electoral de 2010. Para ello fue organizado un foro de debate con la presencia de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y la participación de todos los líderes de los principales grupos étnicos, y también de los barrios. En este foro se habló del perdón y de la potencial renovación de la ciudad para alcanzar un entorno de vida adecuado para todos. Se trata de perdonar y unir esfuerzos para avanzar y superar el dolor causado por la guerra y sus consecuencias. Hoy en Daloa se percibe mayor cohesión social, aunque estamos siendo testigos de fanatismo político y no de una búsqueda de mejores condiciones de vida para la gente por parte de los políticos.
¿Qué problemas enfrentan los más débiles, como las mujeres y los niños?
La mujer está marginada y no tiene acceso a muchos derechos básicos, como la educación. Hay impunidad en torno a la violencia de género. Todavía hay niñas de todas las regiones de Costa de Marfil cuyos padres se resisten a matricularlas porque para ellos es mejor educar a un niño: las niñas se van a casar y es bueno que ayuden a sus madres en el trabajo agrícola y las tareas domésticas.
¿Cuáles son las medidas que deberían adoptarse con mayor urgencia?
Acciones sociales y humanitarias. Hoy hay muchos problemas reales entre la población. Es preciso hacer hincapié en la alfabetización de las mujeres y niñas, mejorar los caminos y carreteras, crear empleo y poner en marcha programas de atención sanitaria. En el plano de la cohesión social, los grupos políticos deberían tener en cuenta a todos los grupos de población para evitar la creación de clanes, ya que esto podría reavivar las tensiones y sumir a la población en una nueva crisis.
Imagen: Sapharm/Global Humanitaria