Me rindo ante las legumbres. Todas ellas me gustan: garbanzos, judías blancas, verdinas, judiones... pero las que caen todas las semanas son las sencillas lentejas. A los más pequeños les entusiasman y son una fuente enorme de fibra y hierro. Esta receta se presenta en forma de puré o crema, enriquecida con nata y con un sugerente acompañamiento del delicioso foie.
Para 6 personas:
- 300 g de lentejas (en remojo desde la noche anterior)
- 1 cebolleta
- 1 L de caldo de ave (o de agua si no se tiene caldo)
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen
- 200 mL de nata líquida para cocinar
- una hoja de laurel
- sal y pimienta
- dos rebanadas de pan (para los picatostes)
Se pica la cebolleta y se rehoga en una cazuela con las dos cucharadas de aceite. Se escurren las lentejas del agua de remojo y se añaden a la cazuela. Se bañan con el caldo (o con agua), se añade la hoja de laurel, la sal y la pimienta y se llevan a ebullición y se cuecen 40 minutos a fuego bajo (o 15 minutos en olla express).
Se retira un vaso de caldo de las lentejas y se pasan por un robot de cocina o por el pasapuré. Debe quedar en una textura de crema. Se agrega la nata líquida y se pasa la batidora eléctrica para que quede más elástica la crema.
Se fríen dados de pan en aceite de oliva bien caliente hasta que estén dorados, pero sin quemarse. Se vierte la crema en vasitos de cristal. Se cortan láminas de foie-gras muy finas y se ponen encima de la crema, acompañadas por los picatostes de pan frito.