Jackson, Misisipi, 1962. Tras acabar sus estudios universitarios, la joven Skeeter vuelve a su casa, sin la menor ilusión por buscarse un marido como pretende su madre; ella sueña con una vida diferente, entregada a la literatura. Al mismo tiempo, Aibeleen, una criada negra, que ha educado a diecisiete niños blancos, pierde a su único hijo en un desafortunado accidente. Su mejor amiga, Minny, conocida por su rebeldía entre las señoras blancas, encuentra trabajo en casa de una familia recién llegada que aún desconoce su fama. Al conocer las historias de Aibeleen y Minny, que como la mayoría de las mujeres negras de la ciudad, se dedican a servir en las casas de los ricos, comienza a imaginar un proyecto clandestino y liberador. Estas tres mujeres unirán sus esfuerzos para rebelarse con un orden injusto y los prejuicios de una ciudad pequeña.
- Criadas y señoras
- Kathryn Stockett
- Título original: The Help
- Editorial: Maeva / Noviembre 2009
- ISBN: 978-84-92695-10-2
- Género: Narrativa
Lo primero que me llamó la atención de este libro fue algo tan banal como la portada, sencilla y bonita, que para nada me hacía presagiar lo que me esperaba dentro. Ahora que la he acabado, puedo decir que nada en esta novela me ha dejado indiferente.
Nos trasladamos al estado de Mississippi en 1962, en la pequeña y muy tradicional ciudad de Jackson, donde todos saben cuál es su sitio. Y es lo que agobia a Eugenia Phelan, Skeeter para todos; todos los convencionalismos, la segregación racial que ve en los habitantes de su ciudad natal, la hipocresía y las injusticias la llevan a pensar que alguien debería contarlo. Para ello pide ayuda a Aibileen y Minny, dos empleadas del hogar de color, con la intención de convertir su proyecto en una realidad veraz y cercana, bajo el punto de vista de las que siempre callan y agachan la cabeza. Necesita que todos sepan lo que representa ser “negra” y “criada” en Mississippi.Aibileen y Minny son dos mujeres que han dedicado su vida a servir a los demás, criar a los niños “blancos”, pero lo hacen de manera diferente: si bien Aibileen lleva más de cuarenta años agachando la cabeza y volcando todo su amor en esos pequeños que más tarde la verán únicamente como una “negra” ciudadana de segunda, Minny ha servido en 19 casas a sus treinta y pocos años porque es incapaz de callarse. Lo único que le permite encontrar trabajo, a pesar de su carácter y su lengua, es su don para cocinar. Pese a las diferencias entre estas dos mujeres, ambas desean desahogarse, necesitan contar todo lo que se han callado durante años, de modo que el libro de Skeeter es la oportunidad de conseguir que alguien oiga la voz habitualmente silenciosa de las criadas.
Señoras y criadas es una feroz crítica de una etapa de la historia de Estados Unidos tan vergonzosa como dramática. Cuenta como unas mujeres emprenden su propia lucha silenciosa por el reconocimiento de los derechos civiles de las “criadas” mientras el resto del país escucha los discursos de Martin Lutter King o se horroriza con los linchamientos del Ku Klux Klan. Sin caer en el dramatismo, la autora describe la compleja relación entre empleadas del hogar y las familias para las que trabajan, la frustración de mujeres que nadie escucha, la hipocresía de las señoras bienintencionadas. Lo que más me ha conmovido de la novela es la relación entre Aibileen y la niña de la familia Leefolt: Mae Mobley. Más de una vez se me encogía el estómago al leer como una mujer que lo había perdido todo intentaba que al menos una niña “blanca” entendiera que el color de la piel no es lo importante, todo realizado en secreto para que nadie se entere.
La relación de Minny y su “señora” me hacía sonreír muchas veces, por la inocencia de Miss Celia y el sarcasmo de la “criada”, aunque también hubo momentos que me encogieron el estómago. Esta parte de la historia subraya que algunas veces los prejuicios están en ambos lados: pese a los intentos de Celia de tratar a su empleada con respeto, incluso como a una amiga, Minny planta una barrera entre las dos, sencillamente así se lo enseñaron desde pequeña: la amistad entre una “negra” y una “blanca” es inconcebible porque existen limites que no se pueden cruzar.Finalmente está Skeeter, es la parte privilegiada, la que siempre ha vivido viendo como la gente de color sirve a los blancos. Sin embargo no consigue adaptarse al regresar de la universidad; tiene un sueño, muy alejado del de su madre (que sueña con verla casada a toda costa), y es convertirse en escritora. Sus amigas parecen vivir encorsetadas en su papel de esposas, amas de casas y madres. Ya no se siente a gusto con ellas y el racismo que detecta en algunas la molesta cada vez más, hasta que necesita denunciarlo. Ella ha vivido esa relación ambigua entre criadas y niños “blancos” con Constantine, la “negra” que la crió, la mimó y amó con más dedicación que si propia madre, la que desapareció un año antes sin despedirse de ella, sin explicaciones, dejando un enorme vacío en su vida.
Señoras y criadas es una novela que no deja indiferente, la autora nos describe una ciudad del Sur profundo, donde la esclavitud fue abolida cien años antes, pero donde la segregación racial seguía amordazando a una buena parte de la población, donde ser “negro” era el equivalente a ser despreciado, humillado en el mejor de los casos, cuando no apaleado y asesinado si uno no aprendía a mantener la boca cerrada. Pero no es únicamente una novela que hable de diferencias raciales, también habla de amistad, esperanzas y sobre todo valor.Me ha llamado mucho la atención que este libro sea el primero de la autora por su estilo impecable, independientemente de que la historia guste o no, el talento narrativo de Kathryn Stockett es increíble, demuestra una soltura que rara vez se encuentra en una ópera prima. Buscando información acerca de la autora, averigüé que no solo se crío en una ciudad llamada Jackson, en Mississippi, sino que se basó en la relación que mantuvo con el servicio de su hogar para escribir esta novela. De modo que la autora tiene mucho de su personaje: Miss Skeeter.
En resumen, me ha encantado, la he devorado de principio a fin. El libro llevaba más de un año en mi estantería, no sabía muy bien por qué no me apetecía ponerme con él pese a habérmela comprado porque me la recomendaron fervientemente. Como la película está a punto de estrenarse, quería leer antes el libro y ahora me pregunto por qué no la leí antes, porque Criadas y señoras me ha emocionado, frustrado, cabreado, me ha hecho sonreír y casi llorar. No siempre he encontrado las moralejas que me habría gustado leer, pero tal vez sea el realismo de una generación en el Sur de Estados Unidos, que se dividía entre los que deseaban abrir los ojos y mirar hacia el futuro y los que se empeñaban en anclarse en el pasado, lo que me haya conmovido.