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Crítica: Blue Jasmine, de Woody Allen

Publicado el 11 enero 2014 por Mientraslees
Crítica: Blue Jasmine, de Woody AllenCrítica: Blue Jasmine, de Woody Allen
Atrás quedaron las películas de ciudad a las que nos tenía acostumbrados en estos últimos años Allen. Vuelve a la comedia de enredo, y lo hace de la mano de una soberbia Cate Blanchett, que ya debe de estar preparando lo que dirá para agradecer el Oscar o el Globo de Oro, o los dos.
PortadaTítulo Original: Blue Jasmine
Año: 2013
Duración: 98 min.
País: Estados Unidos
Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España
Director: Woody Allen
Guión: Woody Allen
Productor: Letty Aronson, Stephen Tenenbaum y Edward Walson
Música: Varios
Interpretes (voces): Cate Blanchett, Alec Baldwin, Sally Hawkins, Bobby Cannavale, Peter Sarsgaard, Louis C.K.
Sinopsis: Jasmine (Cate Blanchett) lo pierde todo cuando su marido Hal (Alec Baldwin), un millonario unos años mayor que ella, entra en prisión debido a los negocios ilegales que mantenía. Cuando Hal se ahorca en la cárcel, la vida de Jasmine deja de tener sentido y empieza a sufrir crisis nerviosas. La película empieza cuando se instala en San Francisco con su hermana Ginger (Sally Hawkins), que vive en un humilde barrio de la ciudad. Sin más aspiraciones que vivir en una posición acomodada, Jasmine intenta transmitir a su hermana lo equivocado de su estilo de vida, que no es otro que trabajar y conformarse con la vida que le ha tocado vivir. La cinta transcurre entre el presente que vive la protagonista y los recuerdos de su anterior vida, que le provocan pequeños ataques de ansiedad y la obligan a medicarse.


Podría llamarse Deseo. Podría ser un tranvía. Podría ser una burda copia 2.0. Pero llega Cate Blanchett y hace que te olvides del guión, de que estás viendo una película y del resto de las historias secundarias. Solo quieres verla a ella. La actriz desfila por la cinta como si estuviera en el salón de su casa. No interpreta, es Jasmine. Una actuación soberbia que la sitúa en un certero camino al Oscar.
Blue Jasmine no pasará a los anales de la historia del cine (puede que ni siquiera a los del cine de Woody Allen), pero el arrollador talento de Blanchett hace de ella una pieza única. Resulta más que obvia la comparación con la obra de Tennesse Williams que Elia Kazan llevaría por primera vez a la gran pantalla en 1951, pero la violencia aquí está más edulcorada y se echa de menos a ese sudoroso Marlon Brando (de hecho, la única que suda de forma enfermiza es Blanchett).
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Los tiempos cinematográficos que tan bien maneja Allen son los justos y necesarios: en ningún momento se hace larga y, al final, te quedas con ganas de más para saber qué será de la desgraciada Jasmine. Sin embargo, por momentos parece que el imán que genera Blanchett haga que todo lo que no gira en torno a su personaje resulte irrelevante y sobren determinadas escenas de la trama secundaria (como algunas de las protagonizadas por la hermana de Jasmine y su amante o el encuentro con el hijastro, que se podría haber resuelto de otra forma). El humor absurdo de Allen viene mitigado por la enajenación mental de la protagonista, que se hace dramática por momentos.
La película brilla cuando lo hace Blanchett, que es todo el metraje. Blue Jasmine destila equilibrio, entretiene y consigue medias sonrisas crueles que no hacen más que engrandecer el trabajo de su protagonista. No sé si catalogaría a Woody Allen en la misma línea de Almodóvar, como ese tan manido “director de actores”, pero esta película es una película de actriz, y podría llamarse Blue Cate.
Lo mejor: Cate, Cate, Cate Blanchett.
Lo peor: Determinadas escenas de la trama secundaria.
Puntuación: 7/10

NekaneLo NekaneWeb personalTwitterCorreo electrónico
Impuntual, trasnochadora y pensadora compulsiva. Escribe desde antes de poder recordar, y siempre a deshoras. En su mesita de noche hay una libreta, varios libros y un reloj (esto último de adorno). Le gusta llorar y reír descontroladamente en la oscuridad de las salas de cine y encontrar vuelos baratos.

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