Desde que Telecinco Cinema diese la campanada con el impresionante e inesperado éxito de Ocho apellidos vascos su competidora directa, Atresmedia Cine, ha estado experimentando en busca de la fórmula para emular la hazaña de sus vecinos catódicos. Tras asestar un importante mordisco a la taquilla con Perdiendo el norte, su gran apuesta para 2015 la conforma esta película que ha querido calcar la receta de su némesis paso por paso: un guión de comedia romántica delirante en la que la atracción de los protagonistas surge de la diferencia de personalidades, la reaparición de Dani Rovira (de nuevo como cabeza de cartel) y Clara Lago (ahora como secundaria), una directora de prestigio especialista en el género (María Ripoll) y, completando paralelismos, un personaje con enjundia, el mejor interpretado, el que roba las escenas y fagocita a todo el que se ponga a su lado, que ahora, en lugar del padre de la novia (grandioso Karra Elejalde), es la madre del novio, una fantástica Gracia Olayo cuya transformación estética a lo largo del metraje la va asemejando sospechosamente a cierta política madrileña.
La componente de Las Veneno forma parte de lo mejor de esta cinta junto con la secuencia en la que Ripoll transforma a Rovira (del que podemos decir que progresa adecuadamente, sin mayores alharacas) en una especie de alter ego del Alfredo Landa más desatado para homenajear de una tacada la locura psicodélica de El guateque y el duelo de chupitos de En busca del arca perdida. Por lo demás el resto no pasa de lo previsible. A una actriz con el fuste y la proyección internacional de María Valverde hemos de exigirle más; decepciona irremediablemente hasta el punto de resultar cargante, llama poderosamente la atención lo urgentemente que necesita unas clases de dicción.
A pesar del estresante periplo internacional que lleva al personaje de Dani Rovira de Marsella a Amsterdam para poder llegar a tiempo a su boda en la campiña inglesa, resulta evidente al ojo entrenado que la única parte rodada in situ la conforman los exteriores holandeses, carreras por los canales incluidas. Para retratar los distintos aeropuertos europeos se han escogido como escenarios diversos espacios de El Prat, amén de que la casa de campo británica se encuentra bastante más cerca de lo que podríamos imaginar. La palpable diferencia de texturas provoca que, debido a que visualmente no se ha sabido aportar la coherencia adecuada, el espectador deje de concebir el resultado final como un espacio fílmico único y en continuidad.
Maria Ripoll ha intentado aportar alguna solución ingeniosa para subrayar con aire gracioso las repetidas suspensiones de los esponsales apoyándose en un mítico tema de Bangles, pero más allá de estos toques testimoniales, su galopante irregularidad asemeja al filme más a un trabajo alimenticio que a las interesantes incursiones que la cineasta catalana ha venido haciendo dentro del género de la comedia romántica, desde la sutileza minimalista de Tu vida en 65´ hasta su refrescante debut con Lluvia en los zapatos.
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Ahora o nunca
Dirección: María Ripoll
Guión: Jorge Lara, Francisco Roncal
Intérpretes: Dani Rovira, María Valverde, Clara Lago
Fotografía: Pau Esteve Birba
Duración: 91 min.
España, 2015
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