Este proyecto tiene como origen un acontecimiento real acaecido hace apenas dos años: la declaración de Luis Bárcenas ante el juez Ruz producida el 15 de julio de 2013. Ese punto de partida lo convierte en una rara avis dentro de un cine español excesivamente retraído a la hora de retratar su historia más reciente. En ese sentido el espejo a mirarse debería ser la producción estadounidense que sin ningún tipo de complejos se ha querido acercar a asuntos controvertidos englobados en las diversas esferas que marcan el pulso del país. En el terrero del documental, Bowling for Columbine (armas), Inside Job (crisis económica) o Citizenfour (espionaje de estado) han sido trabajos merecedores del Oscar. Si nos acercamos a acontecimientos reales ficcionados encontramos cintas como Margin Call (caída de Lehman Brothers), La noche más oscura (operación Bin Laden) o W. (biografía política).
B, la película comparte fórmula para el título con esta última, aunque con quien guarda un estrecho paralelismo es con el magnífico trabajo de Ron Howard, Frost/Nixon. Ambas parten de dos enfrentamientos verbales, uno televisivo, el otro judicial, cuya literalidad no han querido traicionar sus directores después de recoger lo que, del mismo modo, trasladaron con anterioridad Peter Morgan y Jordi Casanovas a las tablas. Recogen cuatro grandes interpretaciones, dos a dos, en las que, sobre los brillantes dibujos que Michael Sheen y Manolo Solo esbozan, respectivamente, del presentador David Frost y del juez Pablo Ruz, destacan los magníficos acercamientos de sus pares, Frank Langella y Pedro Casablanc, a los personajes más oscuros y complejos de cada una de las funciones, Richard Nixon y Luis Bárcenas. Difieren en la manera de salvar su origen escénico: mientras que Howard prefiere escrutar el antes y después de la entrevista, pagando el peaje de cierta dramatización, el espartano planteamiento del pamplonés David Ilundáin, renunciando a la música incidental con el escrupuloso respeto a la textualidad de la declaración como objetivo, no consigue hacer olvidar del todo la génesis teatral de su obra.
La desnudez de la puesta en escena, a pesar de una meritoria labor de planificación y montaje, hace prácticamente imposible mantener el ritmo de una narración que decae por momentos, hecho que no es óbice para alabar, ante la extrema dificultad de un desafío que raya en lo experimental, la valentía del director al abordar un texto judicial, sin matices dramáticos en origen, que respeta la unidad de espacio, tiempo y acción.
Ilundáin y Casablanc nos descubren al histrión, caradura, cínico, irónico, inteligente y calculador que se esconde tras la imagen pública de un Bárcenas cuya abrumadora verborrea puede provocar que el público quede bloqueado debido a la cantidad de información que se ha de asimilar en tan exiguo lapso de tiempo. El análisis de su versión de los hechos quedará, en última instancia, a criterio del espectador. Por encima de ello, la principal conclusión a extraer radica en que el cine español ha de perder, de una vez por todas, el pudor a plasmar temas relevantes de actualidad que hasta ahora solo se han tratado en televisión.
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B, la película
Dirección: David Ilundáin
Guión: David Ilundáin y Jordi Casanovas, basado en la obra de este último “Ruz-Bárcenas”
Intérpretes: Pedro Casablanc, Manolo Solo, Patxi Freytez
Fotografía: Ángel Amorós
Montaje: Marta Velasco
Duración: 80 min.
España, 2015