Que es el tiempo que tardarás en olvidar esta película
Nota: 6
Lo mejor: la escena del atraco al banco.
Lo peor: que es tan rápida que termina y ni te has dado cuenta.
Los antihéroes están de moda. Aún no hemos terminado de digerir la blandita Un Golpe de Altura y ya nos llega otra película de atracadores amateur. Se podrían sacar varias conclusiones sobre el cambio del arquetipo del protagonista en los últimos años, de duro e irónico a inseguro y fracasado, pero vamos a quedarnos con una reflexión más ligera y acorde con el tono de la cinta, que vendría a ser que época de crisis los bancos se merecen que cualquier inútil pueda robarles con una media de los chinos y una pistola de juguete. Y encima, echándose unas risas por el camino.
El primer acierto de la película es dar desde el principio la misma importancia a los villanos y a los héroes, que comparten entre sí un nivel de mentalidad criminal similar al de Pier Nodoyuna. Los primeros son dos ninis treintañeros que deciden acabar con el padre de uno de ellos para heredar un millón de dólares. pero el asesino profesional mawtafaca con el que contactan les pide 100.000 machacantes que por supuesto no tienen. Y aquí entran en el plan los segundos. La solución parte por coger al repartidor de pizzas del barrio, colocarle una bomba adosada al cuerpo con una cuenta atrás y obligarle a atracar un banco para conseguir el dinero.
Y lo que podria haberse convertido en la enesima historia del perdedor que se va creciendo ante la situación hasta que se le va de las manos....se convierte exactamente en eso, pero con el valor añadido de que sucede lo mismo con los chantajistas. La comedia de la historia se duplica y la película se convierte en un desfile de patetismo ininterrumpido que llega a su culminación en el esperado atraco, una escena por la que ya vale la película en sí sola y que deja al Pacino de Tarde de Perros (minuto 6:55 del vídeo) al nivel de los ladrones de Heat.
Con Jason Biggs relegado casi en exclusiva a las secuelas de American Pie, Jack Black a las aventuras infantiles y Ben Stiller (productor de esta cinta) peinando canas, el protagonista ha recaído sobre el nuevo experto en nerds pardillos Jesse Eisenberg, que nos demuestra que su gran trabajo en La Red Social fue el resultado de una dedicación en exclusiva a interpretar a personajes antisociales y de verborrea imparable, como es el caso. Más de lo mismo -repetición de rol- para el resto de actores, desde el líder de los chantajistas socarrón y flipadete al que da vida Danny McBride (Caballeros, Princesas y Otras Bestias) al mejor amigo sumiso del prota con el rostro de Aziz Ansari (de la serie Parks and Recreations). Todos bien dirigidos por Ruben Fleischer, que tras Bienvenidos a Zombieland se confirma como un tipo más que capaz de hacer comedias que funcionan, pero al que le falta encontrar un estilo definido más allá del metraje atropellado. Porque no estamos en los 90 y ya existe Guy Ritchie.
El problema de 30 Segundos o Menos es que ese ritmo trepidante sumado a su escasa duración se convierte en un arma de doble filo. La película se pasa en un suspiro y entre los diálogos superpuestos y las 37 persecuciones del film (parece más una road movie que una cinta de atracos) es difícil que se te grabe algún momento concreto en la memoria, e incluso llega a dar la sensación de ser un episodio alargado de cualquier serie (Chuck, por ejemplo), con la contundencia que ello implica, es decir, ninguna.