Revista Cine

Crítica de Cine: Agua para Elefantes

Publicado el 13 mayo 2011 por Lapalomitamecanica
Y 3 litros de muermazo para el espectador


Crítica de Cine: Agua para Elefantes
Nota: 1
Lo Mejor: El puñetazo que le propina Christoph Waltz a Reese Witherspoon. Zas en toda la boca.Lo Peor: La insulsa interpretación de Robert Pattinson, cuya inexpresividad no era por exigencias de Crepúsculo, sino por su talento.
La ley de la lógica -y Alex de la Iglesia- fnos dicta que un contexto empañado por un ambiente circense y un trío sentimental debería ser divertido, pues una vez más la suposición nos juega una mala pasada. Agua para Elefantes resulta una aburrida cinta tan plana como un electroencefalograma de Lindsay Lohan, por exactamente dos motivos: un reparto más insípido que el desayuno de un hospital público y un guión con menos profundidad que un capítulo de Física o Química, y eso que ni director ni guionista son nuevos en esto. Ya habíamos visto cómo se las gastaba en la dirección Francis Lawrence con películas como Soy Leyenda o Constantine, que si bien no son para nada obras maestras, al menos entretienen. Por su parte, Richard LaGravenese no es otro que el autor de libretos pastelones pero efectivos como los de Los Puentes de Madison o El Hombre que Susurraba a los Caballos, aunque también y más recientemente de Postdata: Te Quiero, un tipo con una trayectoria agridulce que con esta fallida adaptación de la novela de Sara Gruen en la que se basa su último trabajo, ha tocado fondo y le ha salido un truñaco más parecido a un biopic sobre Ángel Cristo y Bárbara Rey.
El film se ambienta en los años 30, durante la Gran Depresión -para grande la que me entró a mí tras ver la película-, y gira en torno a Jacob (Robert Pattinson), un joven estudiante de veterinaria cuyos padres sufren un accidente de coche mortal. El chico se ve obligado a abandonar sus estudios y es deshauciado de su hogar, por lo que tendrá que huir a cualquier parte. Tras una serie de acontecimientos, el chaval entra en contacto con el mundo del circo y conoce al amo del cotarro, August (Christoph Waltz), quien le contrata para cuidar a los animales, entre ellos Rosie, una simpática elefanta que sólo entiende polaco (casualidad que Jacob es polaco). El protagonista entabla amistad también con la esposa del jefe, Marlena (Reese Witherspoon), que aparte de cabalgarse a los animales termina cabalgándose al recién llegado, lo que enfadará, y mucho, al boss.
Crítica de Cine: Agua para Elefantes
En primer lugar, el trabajo de los actores que juegan los roles principales deja mucho que desear, aunque gracias al fichaje de Pattinson para esta cinta, he logrado comprender por qué razón no le hacían reir en Crepúsculo, y es que el chico parece sufrir un deficiencia mental cada vez que suelta una carcajada, por no hablar de lo inquietatemente insípido que continúa resultando en la piel de otro personaje que no sea Edward Cullen, con esa expresión continua de tener su cara pegada a una pared invisible. No sólo recae en él la culpa de que el film sea el mayor muermo que me he tragado desde aquel documental sobre la reproducción de los perezosos, la oscarizada -sensación de ascopena- Reese Witherspoon también contribuye a crear ese clima de patetismo luciendo con menos gracia que Anabel Alonso fuera de 7 Vidas y retratando a un personaje falto de personalidad y sin alma. La elefanta Rosie brilla más que cualquiera de los dos protagonistas, los cuales, por otra parte, tienen la misma química que un placebo. Realmente llegué a preguntarme si estaban haciendo el amor o quitándose puntos negros el uno al otro. Por último, Christoph Waltz se dedica a hacer lo mismo que en Malditos Bastardos, encarnar a un malvado tipo sin escrúpulos al que, en esta ocasión, sólo le importa la pasta gansa. Es el único actor que se salva de este alarde de falta de talento que atufa en Agua para Elefantes, pero también es cierto que su interpetación no sorprende en absoluto ni llama la atención.
Sin embargo, a favor de los actores he de decir que a lo mejor su trabajo en la última cinta de Lawrence no hubiera sido una mierda tan megalítica si el bueno de LaGravenese se hubiera currado un guión con algo de fondo, como la novela, que aparte de reflejar una historia de amor, retrata la dura y difícil vida circense de la época y dedica una mirada más sentimentalista hacia el mundo animal. Estos dos elementos que juegan un factor tan importante son los que que el guionista ha preferido obviar en favor de una historia de amor lenta y  que desde su prológo arranca más de un bostezo.
Crítica de Cine: Agua para Elefantes
Por lo demás, no hay mucho que resaltar, sólo recuerdo un momento agradable que hizo que me regocijara de placer, la escena en que Christoph Waltz le propina un zas en toda la boca a Witherspoon, unos segundos memorables con los que se me saltaron algunas lágrimas de emoción. Gracias, Waltz.
En definitiva, Agua para Elefantes es una tragedia romántica totalmente desangelada y sin ritmo que no ofrece absolutamente nada y que resulta un auténtico fracaso en cuanto al reparto y a su guión, como mucho funciona como producto lubricante para las fanáticas del tortuoso Robert Pattinson, que se conforman con verlo en su estado natural, una figura de cera cuya cara se aplastó contra el suelo durante su fabricación. Por cierto, atentos porque LaGravenese ha escrito el guión de Liberace, el próximo proyecto de Soderbergh tras Contagion. ¿Alguien más ha sentido ese temblor frío por el cuerpo?

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