El alemán Tom Tykwer irrumpió en la escena internacional en 1998 con la impactante Corre, Lola, corre en la que desplegaba todo su talento a través de un estilo ágil que mezclaba distintas técnicas cinematográficas con un montaje vertiginoso. El éxito de crítica y público propició su salto al exclusivo círculo de las majors hollywoodienses para las que ha realizado varios trabajos con resultados desiguales. El desastre comercial de su última cinta, la pretenciosa y fallida El atlas de las nubes, co dirigida junto a las (hoy) hermanas Wachowski, ha provocado este viraje del cineasta al clasicismo.
A pesar de ello, el inicio de Esperando al rey auguraba un regreso a los inicios. Mezclando efectos de animación con imagen real, un cómico Tom Hanks en la piel de Alan Clay, un hombre de negocios venido a menos, parodia el proceso de destrucción que han seguido paralelamente su carrera y sus relaciones afectivas parafraseando el tema de los Talking Heads Once in a lifetime, para acabar mirando al cielo mientras exclama: “¿Cómo he llegado aquí?”.
Los fuegos de artificio desaparecen pronto, cuando vemos que se trata de una pesadilla, una de las muchas que sufre de forma recurrente un hombre perseguido por el fantasma de su mala conciencia. Clay ha sido enviado por su compañía a Arabia Saudí para cerrar una importante y lucrativa concesión con el mismísimo rey, pero se encuentra en una tienda en mitad del desierto, aguardando una visita que nunca se produce, acuciado, psicológicamente, por sus propios demonios, pero también por una dolencia física, una bola de grasa que crece en la parte superior de su columna vertebral.
El guión se sirve de flashbacks para ayudar a dibujar la personalidad y el origen de las cuitas del protagonista, consiguiendo un retrato nítido de este tipo desorientado en su recorrido vital. La sensación de fracaso personal y profesional le abruma hasta el punto de sentirse vacío, además de producirle un decaimiento que le impide afrontar lo que se le viene encima. La pesada mochila que soporta, cargada de remordimientos fruto de controvertidas decisiones empresariales y fallidas elecciones familiares, queda reflejada en ese vagar por un territorio extraño y en el voluminoso quiste que cada vez que se mira en el espejo le recuerda en qué se ha convertido. Los continuos ataques de ansiedad no son sino gritos de socorro del subconsciente de alguien que necesita redimirse y encontrar esa roca a la que asirse para poder encauzar el rumbo, que le proyecte y le devuelva esa energía que le haga afrontar su existencia de manera diametralmente opuesta.
Mientras el filme se ciñe a este planteamiento se antoja absorbente y cautivador, y las reminiscencias de La pesca del salmón en Yemen extraídas de la relación de Clay con los nativos saudíes añaden una dosis de atractivo a la historia. La deriva de estas expectativas, no obstante, nos llevará a observar cómo se va diluyendo ese interés a medida que este fulano comienza a equilibrar sus desajustes emocionales según avanza la narración.
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Esperando al rey
Director: Tom Twyker
Guión: Tom Twyker basado en la novela de Dave Eggers
Intérpretes: Tom Hanks, Alexander Black, Sarita Choudhury
Música: Johnny Klimek y Tom Twyker
Duración: 98 min.
Reino Unido, Francia, Alemania, Estados Unidos, México, 2016