Más allá de lo controvertido de su temática y de sus hechuras como obra cinematográfica, Jimmy´s hall pasará a la historia del cine por ser, probablemente, la última película de la carrera del británico Ken Loach. Un autor rebelde, inquieto, cineasta de lo social, siempre deseoso de poner voz a los más desfavorecidos sin miedo a enfrentarse cara a cara con el poder establecido (en los 80 y 90 sus filmes supusieron un azote permanente del thatcherismo). Con este trabajo ha recobrado ese espíritu batallador, hablando de la Irlanda de la primera mitad del siglo pasado, pero también, por paralelismo y claras alusiones, de la actual.
En unos títulos de crédito narrativos construidos mediante imágenes documentales recorremos los años 20 en Estados Unidos, la llegada del crack del 29 y la Gran Depresión. De esta manera se nos cuenta el periplo de Gralton, huido en plena guerra civil irlandesa, allende los mares y su vuelta a casa en 1932, en medio de un clima de posible entendimiento entre las dos facciones que todavía dividen al país. Este comienzo nos trae a la memoria El hombre tranquilo. El regreso de Jimmy Gralton al condado de Leitrim guarda cierta similitud con el de Sean Thornton a Inisfree.
El director inglés, más allá de la grandilocuencia histórica de otros filmes que retrataron la guerra de la independencia irlandesa y el subsiguiente conflicto civil (El viento que agita la cebada, del propio Loach, o Michael Collins), se ha centrado aquí en las relaciones entre los individuos de ambos bandos, con el clero de por medio, dentro del microcosmos de una comunidad rural, diez años después del final del conflicto bélico, pero con muchas heridas sin cerrar. El hall del título es un espacio de libertad, un centro de reuniones donde se enseñaba a bailar, a cantar, se leía poesía, se impartían clases de boxeo y se debatía sobre los derechos de los trabajadores. Todo esto, unido al activismo socialista y al ateísmo de Gralton, levantaba ampollas entre la clase dirigente y la iglesia por considerar que tanto el salón como el hombre que lo construyó representaban algo peligroso y subversivo.
El filme resulta intenso, se encuentra realizado con mano firme por un Loach que no ha perdido frescura a pesar de los años y puede servir de trampolín para un actor desconocido hasta ahora, Barry Ward, magnífico en el papel protagonista. El único pero que se le puede achacar es cierto fárrago a la hora de abordar la situación institucional del país y su relación con el Reino Unido, que resulta un tanto confusa para el no iniciado, y un exceso de metraje en lo referido a rifirrafes políticos que pueden sacar al espectador del trance emocional en que lo sumerge el resto de la narración.
En contra de aquello de que la historia solo la escriben los vencedores, Loach, con la colaboración de su guionista habitual Paul Laverty, ha querido rescatar del olvido oficial el relato de uno de tantos perdedores, James Gralton.
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Jimmy´s hall
Dirección: Ken Loach
Guión: Paul Laverty, basado en la obra de Donal O´Kelly
Intérpretes: Barry Ward, Simone Kirby, Jim Norton
Música: George Fenton
Fotografía: Robbie Ryan
Duración: 109 min.
Reino Unido, Irlanda, Francia, 2014