Dos figuras envueltas en sombras entran por la ventana de la habitación y despiertan a Dave Lizewski que visiblemente sobresaltado y aturdido se sienta en la cama. Todavía lleva las mallas verdes con adornos amarillos que ha comprado por Internet y que utiliza como uniforme de su alter ego, Kick-Ass. El pelo revuelto, las gafas en la mesilla, tendría pinta de nerd de no ser porque el aspecto que le da el absurdo disfraz que lleva puesto le hace parecer todavía más ridículo. Ante él un tipo alto y fornido vestido con un traje de Batman cutre, con protecciones en brazos, pecho y piernas acompañado de una niña de unos 11 años que lleva una peluca morada y a través de cuyo antifaz se cuela una mirada desafiante. Se trata de Big Daddy y de Hit-Girl que ofrecen a Dave/Kick-Ass el poder colaborar con ellos. Justo antes de que se larguen Dave espeta:
-¿Cómo contacto con vosotros?
A lo que Hit-Girl responde con cierta socarronería:
- Llama al alcalde. Tiene una señal que brilla en el cielo… con forma de polla gigante.
-Alto, alto, un momento. No sigas. ¿Una niña de 11 años? ¿Una señal en forma de p… gigante? ¿Y dices que en la secuencia anterior Hit-Girl salva el pellejo a Kick-Ass provocando un baño de sangre?
El directivo de Universal estaba un tanto contrariado e incluso cabreado.
-El cómic es así, incluso lo hemos suavizado algo- replicó el director.
-Vaughn, esto ni te lo podemos producir nosotros ni te lo va a producir nadie.
Matthew Vaughn se las ingenió para reunir el presupuesto necesario y rodó la película de forma independiente. Finalmente se la vendió a Universal por más dinero del que en un principio les había pedido.
Todo ese revuelo entre las grandes productoras se debe al temor a la reacción de una pacata sociedad ante un personaje de 11 años que se dedica a asesinar sangrientamente a diestro y siniestro al tiempo que de su boca salen lindezas e improperios impronunciables y muy mal vistos por tierras yanquis. Y eso que no se trata del personaje principal. Lo cierto es que este hecho descontextualizado podría generar reacciones de este tipo pero si consideramos la visión de conjunto de la obra en sí no es para tanto, dicho esto desde la mirada de quien va a ver una adaptación de cómic dirigida a un público más bien adulto. Esta es la génesis de un proyecto singular. En esta ocasión el cómic que se iba a trasladar al cine todavía no estaba escrito. Mark Millar, su autor, Matthew Vaughn, director de la película y coguionista y Jane Goldman, guionista, iniciaron paralelamente ambos proyectos con puntos en común pero cuyo desarrollo los llevó por direcciones distintas. A pesar de la osadía del guión gran parte de lo escabroso y sangriento del cómic se ha quedado en las viñetas. Aún así merece la pena, a pesar de que para muchos fans de la versión dibujada la adaptación podría haber llegado mucho más lejos.
Nos encontramos ante una de superhéroes, pero una distinta, una que se sale del camino de lo que se ha hecho una y otra vez. Una película posmoderna de cómic, el equivalente al western crepuscular, la vuelta de tuerca que hacía falta en un género un tanto trillado y oxidado. Ya no existen héroes perfectos. El mismo protagonista se convierte en una especie de cruzado contra el mal a prueba de golpes después de haber sido acuchillado y atropellado por un coche al enfrentarse a dos rateros callejeros. Y la secuencia de presentación de Damon Macready/Big Daddy haciendo prácticas de tiro con su hija, Hit-Girl, define a la perfección a un personaje de dudosa estabilidad mental, alguien que sólo tendría sentido dentro de la trama delirante de un cómic.
Matthew Vaughn ya supo dar esa vuelta de tuerca a los cuentos de hadas en la estupenda e ignorada Stardust y ahora ha llevado un paso más allá de forma osada y atrevida las historias surgidas de las viñetas que en la gran pantalla han sido. Parodiando el género, pero desde el amor y el cariño a todo un mundo que ha inundado con sus iconos el imaginario visual de las últimas generaciones. Las referencias y homenajes son constantes y de lo más ecléctico. Superman, Sin City, el Batman de Tim Burton y el televisivo, John Woo, clásicos del cine como El crepúsculo de los dioses, clásicos modernos como Taxi Driver, El precio del poder o American Beauty. El uso de la música tanto en la partitura original como en los temas escogidos para ilustrar determinadas secuencias denotan ese aroma de cómic en cada centímetro del metraje, destacando ese homenaje con estilo tarantiniano al genial Ennio Morricone de Por un puñado de dólares. Y por último un descubrimiento, una pequeña actriz que se come con patatas al resto del reparto y que va a dar mucho de que hablar en los próximos años, Chloë Grace Moretz, esa Hit-Girl a la que recordamos como la amiga sermoneadora del triste protagonista de (500) días juntos. Todo esto en una película que sin ser redonda, sí es diferente y entretenida y que ha de ser vista como lo que es, una parodia un tanto desmadrada y salvaje del mundo de los superhéroes de cómic.
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Copyright de las imágenes © Marv Films, Plan B Entertainment. Cortesía de UPI España. Reservados todos los derechos.
Kick-Ass
Director: Matthew Vaughn
Intérpretes: Aaron Johnson, Chloë Grace Moretz, Nicolas Cage
Duración: 117 min.
ReinoUnido, USA, 2010