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[Crítica] La lapidation de Saint Étienne: descomposición social

Publicado el 21 junio 2013 por Despiram @FrikArteWeb

Étienne es un anciano enfermo cuya soledad diaria se ve atacada por el mobbing que le hace Jeanne, su única hija viva y propietaria del piso, que quiere que su padre se vaya de allí. El hombre se siente así cada vez más recluido dentro de la casa donde guarda todos los recuerdos de su mujer y su hija muertas y donde siente que pervive el espíritu de su familia fallecida. De este modo, su hija, ayudada por sus vecinos y alguna asistente social, no duda en maltratar psicológicamente a su progenitor hasta conducirlo al trágico desenlace que le une a la historia bíblica de San Esteban, aunque aquí las pedradas no sean físicas.

Esta coproducción hispanofrancesa dirigida por Pere Vilà i Barceló, y producida por Lluís Miñarro en su parte española, fue premio FIPRESCI en la Semana Internacional de cine de Valladolid de 2012 y, después de hacer una ruta por diversos festivales de todo el mundo, se estrena ahora gracias a la distribución de Splendor Films. El director, discípulo de Joaquim Jordà, ya había tratado el tema de la senectud en alguno de sus cortometrajes, como en el caso de Generacions donde habla de manera documental de sus abuelos y todos los recuerdos que le une a ellos. En este caso, y en formato ficción, nos introduce en un piso del que ya no salimos en todo el filme y que actúa como un personaje más de la historia para retratarnos el cruel final de una vida.

[Crítica] La lapidation de Saint Étienne: descomposición social

Lou Castel lleva prácticamente en solitario la película, acompañado tan solo de los secundarios Marie Payen y Luis Rego. Castel, colombiano de nacimiento pero que ha desarrollado su extensa carrera cinematográfica en Europa, destacando en el cine italiano de los sesenta y setenta, ha trabajado con directores de renombre como Luchino Visconti, Wim Wenders, Olivier Assayas o Michael Haneke.

Interpreta aquí al hombre que, ya en el crepúsculo de su vida, se dedica a restaurar muebles y figuras de santos en su propia casa. Son objetos desgastados a los que él quiere seguir dando vida, arreglándolos y dejándolos en la calle para que alguien los recoja y les aporte una nueva existencia. Igual que las figuras que restaura, su cuerpo también necesita de mantenimiento diario y su alma está acechada por una culpa y unos remordimientos causados por la muerte de sus familiares, aunque al espectador no se le brindan demasiados detalles al respecto.

[Crítica] La lapidation de Saint Étienne: descomposición social

El motivo del odio que la hija viva siente hacia el padre no se explica tampoco en el film, aunque quizá sea porque el director quiere mostrarnos que no hay un porqué que justifique un maltrato a un hombre indefenso. Además, Vilà resalta esa descomposición social y familiar que vivimos en la actualidad con el hecho de que la hija esté embarazada y, al mismo tiempo que lleva esa nueva vida en su vientre, tiene ese comportamiento destructivo hacia su padre, de tal modo que Étienne se ve obligado a preguntarle (lo que todos los espectadores pensamos) si esa es la educación que le dará a su hijo.

[Crítica] La lapidation de Saint Étienne: descomposición social

Se trata éste de un filme con escenas duras y que, con un ritmo pausado, nos muestra esa descomposición que puede llegar a ser literal, manteniéndonos encerrados de forma claustrofóbica en un piso tan deteriorado como su protagonista. Enclaustrados en ese piso cuyas ventanas están forradas de radiografías de la esposa difunta como si de vidrieras de una iglesia se tratara, el director también introduce una banda sonora con claras resonancias religiosas. Música que apuntala demasiado las escenas en las que el protagonista rememora a su esposa fallecida, por ejemplo en el momento en que dibuja su electrocardiograma en la pared, remarcando demasiado la sentimentalidad del momento. Aún así, el director opta por dejar las escenas más duras sin acompañamiento musical en este filme necesario y con un claro compromiso social en el que, como ya anuncia el titulo, o el espectador cree en los milagros o ya conoce el desenlace de este San Esteban mortal.


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