Los augurios no me eran especialmente halagüeños, y es que, a su director, Benedek Fliegauf, únicamente lo conocía por ser el responsable de "Womb", una suerte de íntima ciencia ficción con Eva Green a la cabeza presentada el pasado año en Sitges que espantó a casi todo aquel que la vio. Justo, todo lo contrario de lo que a logrado con"Just the Wind", uno de los grandes (e inesperados) tesoros descubiertos esta Berlinale que apunta a tener su merecido protagonismo en el palmarés final.
¿De qué va?
Una familia de gitanos rumanos es asesinada en un pueblo de Hungría. La noticia se expande como la pólvora. Los autores del crimen han escapado y nadie sabe cómo. Otra familia de rumanos tiene miedo de que la próxima vez les pueda pasar a ellos. Lejos de allí, en Canadá, el padre decide que mujer, hijos y abuelos deben reunirse con él lo antes posible. La espera se hace eterna a lo largo de un solo día en el que acompañaremos en la angustia que viven todos y cada uno de los miembros. Durante el día no les queda otra que seguir con la rutina mientras que a la noche, la familia junta sus camas para protegerse, por más que escapar de la locura racista resulta prácticamente imposible.
¿Quién está detrás?
Sus primeros cortometrajes le reportaron premios y prestigio internacional, convirtiéndolo en uno de los talentos emergentes del cine húngaro. Ha dirigido, entre otros largometrajes de ficción y documentales, "Forest" (2003) y "Milky Way" (2007) antes de presentar el pasado año en Sitges, previo paso por Toronto, la fallida "Womb".
¿Quién sale?
La familia gitana en cuestión se llaman Lajos Sárkány, Katalin Toldi, Gyöngyi Lendvai y György Toldi.
¿Qué es?
71 fragmentos de una cronología del azar + Aurora
¿Qué ofrece?
La maravillosa crónica de una muerte anunciada. Basándose en los terroríficos hechos reales que provocaron el asesinato de trece gitanos rumanos en Hungría en menos de un año, Benedek Fliegauf nos ofrece una nueva y brutal demostración de que muchas veces la ficción puede acercarse a la realidad más y mejor, incluso, que el documental. Sus armas; un portentoso uso del plano secuencia y de una cámara incrustada a unos personajes en constante movimiento que nos lleva a través de una mirada extremadamente cruda, sobrecogedoramente fría, llegando a resultar visceralmente violenta, pero que ante todo se erige en una propuesta tremendamente honesta y realista. ¿Las consecuencias? una asfixiante atmósfera, en un constante proceso de ebullición que, sin darnos respiro alguno, acaba por devorarnos al igual que "Just the Wind" devora a sus personajes para dejarlos eternamente incrustados en mi memoria cinéfila. Sin duda, otro de los grandes regalos que me ha deparado esta Berlinale.