17 de Mayo del 2013 | etiquetas: Festival de Cannes, Festivales 2013
TwittearEl director de "Naturaleza Muerta" ha perdido la paciencia. Es la conclusión que, de buenas a primeras, sacamos tras asistir a la contundente violencia con la que nos asesta la colosal "A Touch of Sin". Como bien advertimos en su previa, Jia Zhang-Ke se pone noir para sacudirnos con un estremecedor film en el que la sangre sacude de forma brutalmente abrupta la frustrante lucha económica que diariamente mantienen cuatro personas que nada parecen tener en común, excepto quedar atrapados por los corruptos ambages sociales de su lustroso país...y en consecuencia, por esta devastadora muestra de terror social (y real) que huele a premio.
¿De qué va?
Adaptación de la novela homónima, "A Touch of Sin" se centra en la vida de provincia de 4 personajes en el penúltimo año de la Revolución Cultural china del presidente Mao Zedong. La rabiosa revuelta de una minoría ante la corrupción, las posibilidades que una pistola puede ofrecer a los trabajadores inmigrantes, el inestable periplo laboral de un empleado de industria o el asalto a una bella recepcionista son los cuatro pilares sobre los que pivota la nueva gran película de Jia Zhang-Ke.
¿Quién está detrás?
Su nombre puede sonar a chino pero su reconocimiento como uno de los más grandes cineastas del momento es de alcance universal. Principal abanderado de esa fornida sexta generación de cineastas chinos, Jia Zhang-ke nos ha obsequiado en los últimos años con obras maestras del calado de "Naturaleza Muerta" (León de Oro en Venecia) o "24 City" (Sección Oficial en Cannes).
¿Quién sale?
Rostros consocidos para todo cinéfilo familiarizado con la obra de Jia. Son Jiang Wu, Meng Li, Lanshan Luo y Baoqiang Wang-Zhousan
¿Qué es?
Aurora, un asesino muy común x 4
¿Qué ofrece?
Jia Zhang Ke vuelve este año a pisar la Croisette con "A Touch of Sin", es decir, un nuevo descenso a los bajos fondos de la historia moderna china, de aquella que ha sido escondida por quienes se encontraban en el poder y que ha protagonizado el largo y ancho de su imprescindible obra. Y como es habitual en él, articula su penetrante discurso a través de poderosas imágenes en la que sus protagonistas transitan (y sufren) un paisaje en ruinas provocado por una sociedad corrupta y decadente. Lo que ya no resulta esperado es que el director chino nos aseste uno, o mejor dicho, cuatro golpes de contundente violencia. En lo nuevo de Jia Zhang-ke corre la sangre, y de que manera. Parece como si el director chino hubiera perdido la paciencia y en un ataque de ira, absolutamente enrabietado, le diera por coger la cámara, y en vez de limitarse a mostrarnos la desoladora radiografía de la sociedad China como ha venido haciendo hasta ahora, se centrara en mostrarnos sus terribles consecuencias. Justamente, parece que Jia agarra la cámara con el mismo nervio, la misma ira, con la que enfundan un machete o la recortada sus cuatro protagonistas. Sangre a raudales para un cine mayúsculo.
Nota: 8 / 10