Sábado 7 de noviembre de 2015. Fecha marcada en rojo en el calendario, ya que en la Sala pelícano de Cádiz llegaba Julián Maeso en un concierto muy especial, en formación de sexteto, culminando una mini gira de cinco conciertos que le han traído por estas latitudes del sur de España. Y viendo el lleno absoluto del coqueto local flanqueado por la muralla de las Puertas de Tierra, tenemos que hablar de un éxito rotundo. No es para menos. Su disco “One way ticket to saturn” es una colección de canciones excepcionales, un deleite auditivo y un imprescindible en cualquier discoteca que se precie. Sobre todo se dedicó a repasar este trabajo como en “I must have been dreaming”, “Leave it in time”, “someday maybe someday”, su tema homónimo o “Get ready, get strong” o clásicos de su repertorio como “It´s been a hard day” y un par de versiones de la que destacamos la colosal “Wild horses” de THE ROLLING STONES. Rock americano de raices profundas aderezado con blues o soul. Como hemos escuchado en alguna ocasión son de Toledo, Castilla La Mancha pero a nadie le extrañaría que fuesen de Toledo, Ohio, ya que su calidad es incuestionable. Fuera de toda duda, con dos guitarras sincronizadas como un metrónomo, consiguiendo que sus Gibson suenen de forma admirable, una corista competente y una base rítmica de bajo y batería que logran el difícil reto de la perfección acústica, aunque la mente y el “alma mater” es quien otorga el nombre a la banda JULIÁN MAESO, tanto con el Hammond como al piano o a la guitarra. No falla nunca. Preciso y constante, algo impresionante tanto en las cadencias más lentas como en las más bailables o movidas y a pesar de que este directo cerraba la serie de cinco y su voz de resentía, yendo de más a menos, su actuación duró la friolera de dos horas y cuarto, con un público entregado pero que al ser demasiado numeroso no fue el más recomendable pues Maeso tuvo que pedir silencio en un par de ocasiones ante los murmullos y charlas en algunos corrillos y gente que parecía estar ahí porque es “cool” o su presencia es solo para presumir ante sus amistades, pues parecía que lo que sucedía en el escenario no iba con ellos, más interesados en molestar al resto. Incluso apareció una joven… o no tan joven, tambaleándose borracha o drogada desde el inicio por toda la sala. Pequeñas y perdonables incidencias visto el estratosférico nivel de JULIÁN MAESO. Hemos disfrutado de su música y su saber estar por tercera vez, tras descubrirlos hace unos años en El Puerto de Santa María y confirmar nuestras expectativas en el Serie Z del año pasado. Seguro que repetiremos.
Por José Luis “El Director”.