Revista Cultura y Ocio

Crónica día 1: El Low Festival estrena pubertad con la insolencia de Phoenix y la potencia de ‪Iván Ferreiro‬ como punta de lanzar

Por Robertomartos @_Roberto_Martos

Por Humberto del Horno

Crónica día 1: El Low Festival estrena pubertad con la insolencia de Phoenix y la potencia de ‪Iván Ferreiro‬ como punta de lanzar

Diez añitos, y parece que fue ayer cuando el Low se llamaba Low Cost y se hacía pasar por festival de perfil bajo con aspiraciones de FIB. Ahora que ya le están saliendo espinillas se va empezando a creer que se va a convertir en una cita de referencia.

No es fácil estrenarte con un eclipse de luna total. Tengo una amiga que dice que es astróloga y no sé qué más y me contaba que ojo cuidado con el eclipse de este viernes, que si la luna estaba cerca de Marte y que nos íbamos a morir todos. Que no era un buen día para los negocios y tal.

Pues al Low no le eclipsaron. De verdad que hoy me he despertado 'hater' y me gustaría poner alguna pega pero no sé si es que soy un chico fácil y todo me va bien o es que el Low lo está clavando.

No me enredaré mucho en contarte lo de la organización. Te lo resumo diciendo que no había que hacer cola ni para entrar, ni para recargar cerveza ni para ir al baño. Ni siquiera para cenar. Todo bien. Más que bien, pocos días después del fiasco del Mad Cool.

Lo de la música. Si vas a un festival a primera hora es porque eres un friki de alguna banda emergente o un instagramer de mierda que sólo quiere posturear. En mi caso fue lo segundo y me lo pasé pipa porque conocí a Melenas y flipé con Joana Serrat. Y lo de Cristina Rosenvinge. Nueve sobre diez.

No me voy a liar mucho que me está diciendo Clara que nos vamos a comer ya y que me dé prisa. Pero me da tiempo para contarte lo de Iván Ferreiro, que one more time se sacó la chorra en el escenario. Tiene pinta de mini Joaquín Sabina pero en moderno, postulante a premio Princesa de Asturias de algo de letras o poesía o yo qué sé.

O lo de León Benavente. Que son muy buenos y lo mejor es que lo saben, lo exhiben, lo disfrutan. Abraham Boba en un escenario es como un maldito fucker que sabes que muy mal se te tiene que dar para que no te folle. Y tal cual, así fue.

Clara dice que nos vamos ya a comer pero aún tengo tiempo para lo de Phoenix. Eternos. Tiene que ser una putada ser francés y venir a España. Seamos serios, los franceses nos tienen mucha envidia y no nos quieren mucho, sobre todo desde lo de Induráin. Qué mal que nos tratan. No que fuéramos portugueses.

El concierto fue un manual de cómo seducir a alguien pero en modo 'hola qué tal no me toques la minga dominga que vengo de Francia', no sé si me explico. Cuando eres un grupazo y vas a un festival tienes dos opciones: tocar los temazos o dar la turra con tus mierdecitas. Y a Phoenix le pasa que aunque quiera dar la turra sólo tiene temazos, quicir, que el concierto fue un pepino y tal.

De lo demás me acuerdo poco. bien, obvio, y Elyella en su línea de pulsar el 'play' y poner a un mono moviendo los brazos para que la peña flipara. Creo que siempre tocan a las 6.00 de la mañana porque es cuando ya nos da todo igual a todos. Y el caso es que me gustó. Me agitó, al menos. Se me hizo un poco largo, pero claro, llevaba ocho horas con la cabeza dentro de un altavoz.

Bien el Low. Es un mozo de 10 años al que le están saliendo peletes y se debate entre bajar a la plaza del barrio a dar patadas a un balón merendando bocadillos de Nocilla o darle un beso a la chica que le gusta y que se sienta a su lado en clase pero que no le hace ni puto caso. En todo caso, ya no tiene que demostrar nada a nadie


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