Nunca había estado en la Fundación Mapfre y ha coincidido que en mi primera visita estaban estas dos exposiciones. Chagall no me llamaba mucho, pero Christer Strömholm sí.
Decidí empezar por la de Chagall, dejando lo bueno para el final, y fue un error. El espacio es inmenso y hay un montón de salas que hacen un recorrido por su carrera y sus ideales, y aun así me resultó insuficiente por la falta de explicaciones en la mayor parte de las obras. En un tipo con una obra donde de repente aparecen animales flotando, se agradece que te digan lo que estás viendo más allá de una descripción general de la sala y algún cuadro destacado. Y no, la audioguía no es una opción: odio las audioguías, prefiero leer.
La parte de Christer Strömholm tiene el mismo defecto, aunque no me molesta tanto porque se entiende perfectamente lo que se está viendo. El problema aquí es que la dirección de la exposición no está bien señalizada y que además íbamos con prisa porque se avisó del cierre del edificio por megafonía, así que al final nos debimos de perder alguna de las salas. Pero sí que creo que esta exposición fotográfica merece mucho la pena (aunque alguna que otra foto era de relleno).
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