Revista Cine

Crónica Gijón 2011: Michael pero sin Haneke

Publicado el 24 noviembre 2011 por Fimin

Markus Schleintzer, el habitual director de casting de Michael Haneke, concursaba con su ópera prima "Michael" en la sección oficial del pasado Festival de Cannes con un escabroso tema en mano. Una arriesgado retrato de un pederasta que aún y presentando las inconfundibles señas de identidad del nuevo cine austríaco (denuncia, tetricidad, frontalidad, sordidez) no fue capaz de ganarse a la crítica internacional. ¿Alumno aventajado o desaventajado? A juzgar por la mayoría de la prensa desplazada, "Michael" llegaba sin Haneke, algo que también hemos podido constatar en Gijón.

¿De qué va?

Michael es un agente de seguros que vive en una tranquila zona residencial. Un hombre tímido, metódico y desapasionado, un hombre del montón sin ningún rasgo característico. Porque la particularidad de Michael se encuentra de puertas adentro. Una vez llega a casa, y baja las persianas, su secreto sale de donde está encerrado: el sótano. Pues Michael tiene oculto en su casa, secuestrado, a un niño de diez años. Michael sigue cinco meses de la (doble) vida de este hombre y sus incontables subterfugios cotidianos para ocultar su situación y llevar una vida normal de cara a la sociedad.

¿Quién está detrás?

Markus Schleinzer. Actor y habitual director de casting de Michael Haneke y Ulrich Seidl que se echa a la aventura de la realización tras la pista de sus maestros. De momento, parece haberse perdido en el camino.

¿Quién sale?

Rostros desconocidos del cine austriaco. Son Michael Fuith ("Rambock") y el niño David Rauchenberger.

Crónica Gijón 2011: Michael pero sin Haneke

¿Qué es?

"El leñador" + "El canibal de Rothenburg"

¿Qué ofrece?

"Michael" juega con fuego y se acaba quemando. Podría ser el caso de su deleznable protagonista como el de la propia película. Caminos paralelos con destino compartido que en ambos casos llevan de la supuesta objetividad al más puro morbo. Cierto es, resulta meritoria la valentía de su novel realizador a la hora de elegir un tema tan complejo y difícil de abordar como lo es el abuso de menores para su ópera prima, un desparpajo que, lamentablemente, no viene acompañado de acierto a la hora de traducirlo en lenguaje cinematográfico. Su supesta gran baza es un fuera de campo que en todo momento lo emplea de forma evidente y nada sugerente, siendo aplicado en casos extremos en los que se erige en la única opción posible (imaginarlo y acertaréis). Ni sus acertadas interpretaciones (sin duda, lo mejor del film) ni su constante sensación de amenza, ni  una retorcida situación en la que el bienestar de la víctima depende de la de su captor, logra librarnos de un tedioso viaje que nos lleva por lares tan previsibles como redundantes y que ni de lejos es capaz de florecer las virtudes de ese nuevo cine austríaco abanderado por sus maestros Michael Haneke y Ulrich Seidl o las alumnas aventajadas Jessica Hausner ("Lourdes") y Ruth Mader ("Struggle"). Veremos que nos depara con su segunda película, pero la primera desde luego, me ha dejado frío. No podía ser de otra forma al ser un film sobre abusos de menores que acaba con el tema Sunny...

Crónica Gijón 2011: Michael pero sin Haneke


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