Tras una mañana intensa y un sorteo satisfactorio, comenzó la Gynkana. Repetí grupo (el año pasado quedamos terceros y formamos un gran equipo) y volvimos a embarcarnos en una gesta para salvar a los escritores clásicos y devolverles a su tiempo en contra de la hermandad Fahrenheit. Los escritores eran diferentes de los del año pasado, y las pruebas bastante más complicadas, pero, como ya he dicho, formamos un gran equipo y esta vez no solo quedamos primeros, sino que además ¡llegamos media hora antes que el resto de los equipos a la meta! El botín de libros fue bastante jugoso...
Participaron Víctor del Árbol, Ariadna Espino y África Ruh. Comentaron cómo, al hablar de otras culturas, hay que tener mucho respeto, de la documentación, de lo difícil de lo cotidiano frente a grandes acontecimientos, de la tendencia a caer en clichés culturales que hay que combatir...
Participaron Noelia Amarillo y Anabel García. Conversaron sobre estigmas de la novela erótica y romántica, donde los lectores, especialmente masculinos, siguen ocultando sus lecturas. También se tocó el tema de los clichés, de lo explícito frente a lo sugerente, de la erótica en literatura no erótica y del poco reconocimiento del género.
Esto era más una demostración que una charla y me encantó. La Escuela de Esgrima Francisco de Ettenhard mostró bastantes espadas, nos explicó sus características y escenificó fragmentos de La princesa prometida de William Goldman y El elfo oscuro de R. A. Salvatore para demostrar lo que se puede y no se puede hacer frente a la imaginación del escritor. También nos dejaron toquetear las armas.
En este sorteo también había en juego varios libros, pero no tuve tanta suerte a pesar de que tenía tropecientas papeletas. Solo me tocaron tres, y no me dio tiempo a intercambiarlos, porque tenía que asistir a un cumpleaños y ya llegaba una hora tarde...
Eventazo. Espero que sigan haciéndolo por muchos años, ha sido variado e interesante, lo he disfrutado un montón y estaba genial organizado. ¡Mi enhorabuena a todo el equipo!