Cuando anunciaron que el sábado 6 de mayo de 2017 llegaba este nuevo concepto de festival a El Puerto de Santa María, coincidiendo con el Gran Premio de Motociclismo de Jerez, nadie podía imaginar que sería un evento de estas características. Al abrirse las puertas del recinto del Polideportivo Ciudad de El Puerto, con la playa de La Puntilla justo detrás, la sensación era de que habían conseguido un recinto que cualquier espectador desea. Escenario enorme que no tenía nada que envidiar a cualquiera en el orbe, sonido limpio, suelo de hierba, baños suficientes y barras de sobra. A eso hay que sumar un cartel interesante que jugaba entre el rock y la electrónica y entre concierto y concierto, reputados Dj´s animaban en la parte trasera de la torre de iluminación para que se pudiesen cambiar todo el aparataje de los diferentes grupos. Una organización impresionante que confiemos que el año próximo goce de más público, pues es de los lugares más cómodos para presenciar directos, ya que las dimensiones del coso son más que suficientes para albergar, por lo menos, cinco veces más de los que fuimos presentes en esta primera edición.
Le tocaba abrir fuego al pinchadiscos británico, un clásico en las discotecas de Ibiza Colin Peters, que dio a esas primeras horas de la tarde lo que el respetable demandada. Rock. Mucho clásico, transitando entre AC/DC hasta Led Zeppelin, con el que finalizó sus cuarenta y cinco minutos y que consiguió que los pocos que se encontraban fuesen a ver a Los Zigarros con un buen sabor de boca. Tanto como el que dejaron los valencianos en su hora de actuación, en una descarga de menos a más, con ese toque canalla y un Rock & Roll con lo mejor de grupos ochenteros como Tequila o de los noventa como M Clan. Repasaron sus dos exitosos discos, con más calado el último “A todo que sí” y que con enormes canciones como “Baila conmigo” y un apoteósico final con “Hablar, hablar, hablar”, “Dispárame” y “Dentro de la ley” demostraron ser una de las formaciones con más presente en el rock en español, como demostraron en su último concierto en Madrid . Tras ellos, una veterana de los platos en la noche madrileña como Silvia Superstar, que a pesar de tener más de un problema con la mesa, nadie puede poner en duda la excelente selección musical que iba desde los MC5, pasando por Los Ramones y un par de gestos a la galería pinchando un par de canciones de The Stooges. La ex de Killer Barbies gustó. tanto que Love of Lesbian no terminó de cuajar. Tal vez, como dijeron ellos, el tocar de día les pasó factura y algunos buenos seguidores de los barceloneses confirmaron que les habían visto demasiado lánguidos y apagados. No transmitieron y su indie rock fue de lo menos movido del día. Eso sí, el público pudo escuchar los nuevos temas de su octavo ábum “El poeta Halley” y disfrutar de canciones como “Cuando no me ves”, “Allí donde solíamos gritar”, “Bajo el volcán” o “Efímera”. Más rock con Nasty Mondays, dos Dj´s barceloneses que se convirtieron en los gurús preparando la descarga de Iggy Pop. Muy buena selección de canciones rockeras desde Deep Purple a Creedence Clearwater Revival. Y a eso de las 21 horas, aparecía la estrella de la noche a ritmo de “I wanna be your dog”. Una hora y cuarenta minutos de actuación donde se ciñó a sus clásicos impecederos, dejando para otra ocasión su último trabajo “Post pop depression”. Pero hay que rendirse al de Michigan, sin camisa, cojeando y con sus setenta años que sigue en un envidiable tono vocal. una banda acertada y temas como “Passenger”, “Lust for life”, “Gimme danger”, “No fun”, “Search and destroy” y un final antológico con “1969”, “Real gone child” o “Candy” (tema que nunca había escuchado en vivo en las anteriores cuatro ocasiones que había visto a “La Iguana”), dejaron un listón altísimo ante un respetable donde había desde los aficionados y seguidores “de todo la vida”, muchos de los que están porque tienen que estar (célebres porque parece que les importa poco lo que está sucediendo en el escenario; no cantan, molestan con sus constantes fotografías y charla con el de al lado hasta que tocan lo que conocen. Eso sí, pagan lo que sea y los puedes encontrar en estos grandes “saraos”, sean conciertos, finales de la Copa de Europa…).
Tras el huracán de Michigan, nos entretenían con un espectáculo de motos free-style. Saltos imposibles que servían de prolegómeno a los Crystal Fighters, una banda perfecta para festivales mezclando la música étnica con la electrónica, algo así como “folkelectrónica” y canciones festivas que animaron sin parar como “I Love London”, “Everything is my family” o “Xtatic truth”, jugando con el sonido drum and bass, ukeleles, guitarras electricas, sintetizador ,batería y percusión y tres vocalistas (dos femeninas y una masculina). The Zombie Kids, tipos curtidos en los clubes y festivales más importantes del mundo, mezclando su electrónica con “petardeo” del tipo Snap o la Whitney Houston de “El guardaespaldas” dejaron paso al espectáculo de Fatboy Slim, mezclando su electrónica al milímetro con lo que ofrecía en pantalla. Demostró por qué es uno de los nombres más celebres en su estilo y el espectáculo audiovisual es complejísimo. una hora y media que sirvió de colofón a una excelente idea.
Por José Luis “El Director”.