Más que nunca, valga la redundancia. Es la última película de uno de los principales referentes del cine de autor europeo que supuestamente (esperemos, no sea así) pone fin a su carrera cinematográfica con su particular homenaje a "Al azar Balthazard" de Bresson bajo la estela de Nietzche. Es "The Turin Horse," dicho de otra forma, el fin del mundo según Bela Tarr quien pone el broche de oro despidiéndose con una nueva obra maestra. Esperemos, sea un hasta luego y no un adiós.
¿De qué va?
Su punto de partida es un hecho real: el filósofo Friedrik Nietzsche sufrió un accidente cuando estaba en Turín por culpa de un caballo que casi acaba con su vida. "The turin horse" se olvida del filósofo para centrarse en la historia del animal enfermo que pasará los últimos días de su vida junto a sus amos, un padre anciano, inválido, incapaz como el propio caballo de aceptar su senectud y su hija, la víctima final de esta obra.
¿Quién está detrás?
Bela Tarr, uno de los grandes directores europeos que se despide del cine con esta película.
¿Quién sale?
János Derzsi y Erika Bók con quienes ya había colaborado Tarr en "El hombre de Londres".
¿Qué es?
La muestra de cine más arriesgado y personal de todo Sitges.
¿Qué ofrece?
A los impacientes: dos horas y media de planos secuencia en blanco y negro donde se observa día tras día a una mujer hirviendo, pelando y comiendo patatas, cambiando de ropa a su padre o yendo a por agua al pozo. Es decir: dos horas y media de mortal aburrimiento. A quienes entienden que el cine es riesgo, una forma artística viva capaz de seguir evolucionando, encontrarán una obra de profundo calado existencial, desoladora belleza (las imágenes se inspiran en la obra pictórica de Andrea Mantegna) e incuestionable atrevimiento (a ratos es más violenta que la obra completa de Haneke). "The Turin Horse" es una obra magna cuyo destino debe ser el de una sala de cine. En España podremos hacerlo a partir del 15 de Diciembre gracias al arrojo de Paco Poch.